Los actores: Actores crudos envasados al vacío

El cine se preocupa por sus actores, ya sea con un tratamiento dramático (como ocurría en Vuelvo a casa, de Manoel de Oliveira) o en clave… original, como nos muestra Blier en esta peculiar película. Para que nos entendamos, lo llamaré película, pero Los actores no se ajusta (ni se acerca) a ninguna definición que encontremos de «historia contada a través de la pantalla». No tiene ni principio ni fin. Son situaciones enlazadas por unos actores que interpretan a actores: a ellos mismos. O a la idea que tenemos de ellos.

André Dussolier, Jean-Pierre Marielle, Jacques Villeret y un sinfín de actores franceses que sobrepasan los cincuenta nos hacen responsables de los miedos de su oficio, como la indiferencia del espectador o ser condenados al olvido. Y también nos hacen dudar: ¿dejan de actuar los actores al oír «corten»? ¿Su imagen es fiel a ellos mismos, o son personajes de sí mismos?

Ante semejante reparto (que quizá el público no francés no conoce con el suficiente detalle) y un tema tan interesante como es el cine dentro del cine, la cinta prometía mucho. Pero tras el embaucador arranque, servido con sutiles movimientos de cámara, el surrealista estilo de Blier se desarticula por momentos y las gracias no tienen gracia. Es el riesgo que corría al dar por hecho que conocemos las vidas y el anecdotario de dominio universal de cada actor interviniente. Si hubiera sabido, por ejemplo, que Depardieu es famoso por sus accidentes y sus improperios, quizá su única escena me habría resultado más divertida.

Tanto metraje hecho por y para ellos acaba resultando algo pretencioso, le sobra tanto mirarse al ombligo y le falta profundizar en un argumento muy jugoso, como hizo el dramaturgo Sanchís Sinisterra en Los figurantes, en la que éstos hacen de sí mismos para contarnos su desazón y reivindicar su existencia.

De todas las piezas sueltas que integran Los actores, una de las (pocas) salvables es el monólogo de Alain Delon. Eso sí, las actuaciones (sobre todo la de Marielle) las clavan, ya sea con guión o improvisando. De cualquier forma, el riesgo de hacer de uno mismo puede que no ayude a hacer creíbles sus futuros trabajos. En una ocasión lo explicó muy bien Kevin Spacey: «Cuanto más se sepa de mí, menos podré convencer a nadie de que soy otro».

Ficha Técnica

  • País: Francia (Les acteurs, 2000)
  • Fotografía: Francois Catonne
  • Música: Martial Solal
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