Los Ángeles de Charlie

Los Ángeles de Charlie: Acción femenina

Los Ángeles de Charlie, un gran éxito de televisión en los setenta y principios de los ochenta, combinaba belleza, acción y misterio. A principios de milenio Drew Barrymore produjo la versión cinematrográfica, adaptada a los tiempos actuales. Reconociendo que unas bellas y aguerridas detectives eran poca novedad en el año 2000, apostó por el humor y el encanto de las protagonistas: la propia Drew Barrymore, Lucy Liu y Cameron Diaz; la cosa funcionó, pero un intento de resucitar la serie de televisión fue un colosal fracaso. La nueva apuesta tiene los mismos defectos de la anterior, algunos propios y algún elemento que la salva.

La historia cuenta cómo la agencia (ahora las ángeles son una multinacional supermillonaria llamada Agencia Townsend) recluta a la inteligente Elena Houghlin a sus filas, al tiempo que desmontan un complot que busca convertir un maravilloso invento ecológico en una sofisticada arma. Sin mayor explicación el invento -que se roba en Nueva York y se vende a Nueva York- exige que las niñas viajen a Hamburgo, Berlín y Estambul.

Elizabeth Banks dirige, co-escribe el guion y se reserva un papel importante (no de ángel) en este reboot de la franquicia. Se trata de una película medianamente entretenida (si se suspende el juicio crítico y se deja llevar por la acción, siempre trepidante), que carga el lastre de sus precedentes pero que se toma totalmente en serio, quiere ser Misión imposible o Bourne con un equipo exclusivamente femenino -los pocos varones que aparecen son patéticos-, y para llevar el proyecto a buen puerto fuerza el guion y diversas secuencias hasta extremos ridículos: véanse el pobre Patrick Stewart, el malvado asesino o el llamado Santo; véanse también donde van los disparos de un cañón ametrallador o la manera de entrar en bases ultra secretas y ultra protegidas.

Acción, algo de humor, un discurso feminista y una ausencia total de ideas para hacer algo bueno con las pobres Ángeles.