Los buenos profesores

Los buenos profesores: Buena gente

· Crítica de Los buenos profesores | Estreno 17 de mayo de 2024.
· Lilti es uno de esos artistas que está convencido de que el cine nos puede hacer mejores o al menos lograr que nos entren ganas de ser mejores.

Thomás Lilti fue médico y cuando se convirtió en cineasta (director y guionista) se tomó muy en serio lo de «escribe de lo que conoces y has vivido de cerca». Fruto de esa experiencia son Hipócrates, Un doctor en la campiña y Mentes brillantes.

Lilti es uno de esos artistas que está convencido de que el cine nos puede hacer mejores o al menos lograr que nos entren ganas de ser mejores. Y a mí me parece fenomenal, especialmente cuando las películas son valiosas porque tienen buenas historias bien contadas que no incurren en el didactismo bobalicón y sensiblero.

Los buenos profesores (horrible título para una película que tiene por título original Un oficio serio) es una cinta que retrata a un grupo de profesores de un instituto público de enseñanza secundaria obligatoria en París. Allí llega un chico que no termina de ver claro su futuro profesional como biólogo y se presenta a una plaza de profesor sustituto de matemáticas. El tipo está empanado y la vida cotidiana le va a espabilar…

Los buenos profesores no es una obra maestra como La clase, de Cantet, o la imperial Detachment, pero es una notable película sobre el oficio de educar. El peligro de hacer una película coral, que se interesa por el trabajo de media docena de profesores sin conceder especial protagonismo a los alumnos, era grande y Lilti lo maneja con acierto, primando algo importantísimo en la educación: hacer equipo. Los apuntes de la vida familiar de los profesores son los justos y necesarios. Ayuda a Lilti un reparto excelente en el que están unos magníficos Cluzet, Lacoste, Exarchopoulos y Bourgoin.

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