Los chicos están bien: Una familia sin sombras

Quizás es porque uno tiene un mal día, porque te levantas con el pie escéptico o debes reconocer simplemente cierta cerrazón mental, lo cierto es que hay veces que no consigues creerte lo que están tratando de contarte. Es lo que me ha pasado con Los chicos están bien, no sé por qué extraño mecanismo, la película no me resulta verosímil en ningún momento. Por eso me cuesta entender los premios y las nominaciones de una película que no me creo.

Aquí está el principal escollo de una cinta que tampoco me parece que destaque por nada en especial; ni por su montaje, ni por su banda sonora, ni por su ritmo. Tiene dos grandes actrices, eso sí, pero ni siquiera ellas levantan una película que, por más que lo pienso, no se distancia mucho de una tv-movie de cierto empaque. Y aunque sean dos grandes intérpretes, no consigo creerme que sean un matrimonio feliz y consolidado de lesbianas. No me creo su liberalidad y desinhibición en el tratamiento del sexo. Igual que no me creo el buen rollismo del donante, su rápida inserción en la familia y la aceptación rendida de sus hijos adolescentes. Pero el grado de incredulidad rompe todas las barreras cuando un imposible lío de faldas, o de pantalones según se mire, acaba con un discurso de lealtad matrimonial al que solo le falta un himno al final. Todos somos buenos y aquí no ha pasado nada.

Leo que la californiana Linda Cholodenko, que dirige la película, es lesbiana y madre por inseminación artificial… entonces entiendo el discurso didáctico y el compromiso ideológico de gran parte de los diálogos. En realidad entiendo casi todo, excepto las nominaciones al Oscar.

+ Annette Bening.

– El discurso final.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (The Kids Are All Right), 2010
  • Fotografía: Igor Jadue-Lillo
  • Música: Nathan Larson, Craig Wedren
  • Duración: 104 min.
  • Público adecuado: +18 años (temática, sexo crudo)
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