Los mercenarios: Hasta para dar patadas hace falta un poco de arte

Un dictador sudamericano es muy malo y hay que matarle. Y allá que van los mercenarios: a matarlo con el dinero clandestino de las grandes potencias.

No es tan fácil hacer Rocky Balboa, John Rambo, Las crónicas de Riddick o La jungla 4.0. Ante la apariencia de macarrez narrativa de esas películas hay una cierta estructura en la historia y los personajes que hacen que el producto final entretenga y tenga su gracia. Pero aquí no hay nada de eso. Y la acción se vuelve aburrida y los diálogos infantiles (véase el ñoño diálogo entre Willis y Stallone o la planísima definición de los personajes de Stratham, Jet Li o Mickey Rourke, que desde El luchador no ha vuelto a acertar con ningún personaje mínimamente interesante).

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Ni siquiera la acción está a la altura de las estrellas de este género que reúne la película. Quizá si hubiesen contado con Van Damme, Vin Diesel o Seagal la película tendría un poco más de salero: nadie ha golpeado como ellos y pocos han sido capaces de reírse con tanta gracia de ellos mismos sin apenas esbozar una sonrisa.

Aún así la película ha arrancado nº1 en USA con 35 millones de dólares en la primera semana (costó 80). El público sigue perdonando los excesos de Sylvester y su pereza. Yo sigo echando de menos al actor que compararon con Marlon Brando cuando hacía pelis como Rocky, Encerrado

El careo SchwarzenegerStallone.

Sus interminables 100 minutos.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Jeffrey Kimball
  • Montaje: Ken Blackwell, Paul Harb
  • Música: Bryan Tyler
  • Duración: 100 min.
  • Público adecuado: +18 años
  • Distribuidora: Wide Pictures
  • EE.UU. (The Expendables), 2010
  • Estreno: 13.8.2010
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