Los Mitchell contra las máquinas: La familia unida (y conectada) jamás será vencida

· Crítica de Los Mitchell contra las máquinas | Disponible en Netflix.
· Lo mejor es sin duda la animación, muy expresiva a la vez que desenfadada, salpicada de filtros, memes y vídeos de YouTube que dan un carácter muy dinámico a la cinta.

Si hay algo que llama la atención de Los Mitchell contra las máquinas es su gran desparpajo y frescura. Es una película gamberra y adrenalínica, con grandes dosis de desvergüenza (en el buen sentido) que solo puede darle alguien recién llegado a las Grandes Ligas. A los mandos están Michael Rianda y Jeff Rowe, que vienen de dirigir cortometrajes y escribir series de animación como Gravity Falls o (Des)encanto. Y a quienes les han dado una oportunidad Phil Lord y Christopher Miller, directores de La Lego película y productores de Spider-Man: Un nuevo universo. Hay que decir que les ha salido bien la apuesta, desde su estreno ha sido una de las películas más vistas en Netflix.

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Todo se inicia cuando la hija mayor de los Mitchell, Katie, decide que quiere estudiar cine en la universidad y la familia al completo emprende un viaje en coche a California, que será interrumpido por un apocalipsis robótico que amenaza a toda la humanidad. A pesar de esta premisa de ciencia ficción, Los Mitchell contra las máquinas no deja de ser una road movie, en su variante familia disfuncional. Con sus escenas en el local de carretera de turno, sus discusiones en el interior del vehículo, y sus clásicas persecuciones.

Los personajes no son el colmo de la originalidad, se caen en algunos tópicos y en la corrección política al uso: la madre es comprensiva y empática, y el padre brutote y anticuado, pero de buen corazón; la protagonista Katie es todo creatividad a la vez que incomprendida, mientras que el hermano pequeño está obsesionado con los dinosaurios. Y luego está Monchi, un perro feo e inútil como él solo, del que se podría decir que está lejos de ser la mascota perfecta.

En el guion se acumulan gags a velocidad de vértigo que en ocasiones no da tiempo a asimilarlos todos. Lo mejor es sin duda la animación, muy expresiva a la vez que desenfadada, salpicada de filtros, memes y vídeos de YouTube que dan un carácter muy dinámico a la cinta, por lo cual la disfrutarán más quien más le divierta todo ese mundo de las redes muy reconocible por el espectador actual. Hay algo de crítica a la exagerada dependencia del mundo cibernético, pero no llega a correr la sangre, al fin y al cabo Sony Pictures Animation produce.

Si bien la trama principal es la apocalíptica, la secundaria gira en torno a la mejorable relación de Katie con su padre. Ella es una amante de las nuevas tecnologías y él un apasionado de la naturaleza que odia el mundo digital. En sus tiras y aflojas es donde se encuentran las mayores debilidades, pues cada vez que los dos personajes tienen un desencuentro todo se soluciona mirando al pasado, y en un breve y nostálgico flashback que busca la lágrima muy al estilo Up (2009), nos cuentan lo felices que fueron años atrás. Esta constante repetición de momentos conmovedores hace que la trama paternofilial se haga previsible haciendo renquear el guion.

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Ficha Técnica

  • Fotografía: Jean-Claude Kalache, Patrick Lin
  • Montaje: Greg Levitan
  • Música: Mark Mothersbaugh
  • Duración: 113 min.
  • Público adecuado: Todos
  • Distribuidora: Netflix
  • EE.UU. (The Mitchells vs the Machines), 2021
  • Estreno: 30.4.2021
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