Los Olchis

Los Olchis: Los amigos del vertedero

· Crítica de Los Olchis | Estreno 3 de septiembre de 2021.
· Los adultos no se aburrirán a pesar de que en los diálogos no hay esas dobles y triples lecturas que se han hecho tan frecuentes en la animación desde la aparición de Shrek.

El cine de animación europeo cada vez tiene una mayor presencia en nuestras pantallas y este es un buen ejemplo de como se está aproximando poco a poco en calidad al hecho al otro lado del Atlántico.

Los Olchis son una simpática familia creada por el escritor alemán Erhard Dietl que han protagonizado innumerables libros de gran éxito en su país, que también han sido publicados en España. Ahora llegan a la gran pantalla de la mano de los animadores Jens MØller (Las crónicas de Fabulandia) y Toby Genkel (¡Upsss! ¿Dónde está Noé…?).

Los Olchis son verdes y bastante guarretes, todo hay que decirlo, pero a pesar de su fama muy mejorable son personajes positivos que nada desean tanto como encontrar un lugar donde establecerse. Viajan a bordo de un dragón, Silla de Fuego, y se caracterizan por su mal olor y por alimentarse de basura. Su llegada al pueblo de Pestilandia les va a causar más de un problema. Toda la trama gira alrededor del vertedero donde se instalan los Olchis, felices de haber encontrado al fin un hogar, pero las fuerzas vivas del pueblo no ven con buenos ojos tener a unos vecinos tan peculiares.

Sin duda es una película sencilla, pero con una animación muy resultona a la que los directores han sabido sacarle mucho partido. Aunque en ocasiones, debido al carácter de los personajes protagonistas, tienden a abusar un poco del humor escatológico, logran un producto divertido y familiar con un buen montón de logrados gags visuales. Los adultos no se aburrirán a pesar de que en los diálogos no hay esas dobles y triples lecturas que se han hecho tan frecuentes en la animación desde la aparición de Shrek. La película siempre se mantiene en un ámbito infantil.

Lo mejor son los secundarios. MØller y Genkel sacan petróleo de personajes como la alcaldesa, o el villano de la función, junto con sus descacharrantes secuaces. Y como los buenos magos saben esconder la bolita, para hablar de temas habitualmente serios como son la aceptación del forastero o la búsqueda de un hogar, sin soltarnos un discurso sino con grandes dosis de humor.