Los Pitufos 2

Los pitufos 2: Una buena secuela

Los pitufos 2. Repite el equipo de la primera película y logra una buena secuela, ambientada en París.

Es malo ignorar quienes son los Pitufos. Mi amigo Ramón lo sabe bien, ya que él apenas sabía quiénes eran cuando le ofrecieron la exclusiva de los mismos para España, y rechazó la oferta. Lleva más de treinta años lamentándolo. Los Pitufos son unas criaturas mágicas, pequeñas, azules, alegres, simpáticas y crean adicción. Salieron de la pluma del dibujante belga Peyo hace más de cincuenta años, han tenido una serie de televisión, un largometraje de animación completo (La flauta de los seis pitufos -1976) y esta es su segunda película con humanos de verdad.

Los Pitufos tienen, no podía ser menos, un enemigo, el malvado brujo Gargamel; los necesita por su esencia mágica, y sus intentos por atraparlos lo convierten en el involuntario motor de estas aventuras. En la primera película Gargamel creó un portal mágico que trasladó la acción -Pitufos y brujo incluídos- a Nueva York. Allí los pequeños contaron con la ayuda del matrimonio Patrick y Grace Winslow. Los Pitufos 2 comienza el día del cumpleaños de la Pitufina, gran día en la aldea pitufa, día que Gargamel va a poner en marcha otro siniestro plan para destruir a los Pitufos y robarles su esencia. Los Pitufos contarán una vez más con la ayuda de Patrick y Grace, y la acción se trasladará a París.

Después del éxito que tuvo Los Pitufos, no podía faltar su secuela que tiene el gran acierto de mantener al mismo equipo y director que en la primera y un guión en continuidad con el anterior y con las historias que creara Peyo. La trama se centra en la necesidad de tener una familia y ser querida de la Pitufina -que como todos saben, fue creada por Gargamel-; y tiene su réplica en el mundo real ya que Patrick tiene un conflicto con su padre (genial Brendan Gleeson). Los conflictos se solucionaran entre carcajadas y en medio de una acción trepidante.

Cabe destacar la facilidad con que el director Raja Gosnell combina personajes reales y personajes digitales, y un par de secuencias aéreas por París, realizadas para disfrute del 3D, aunque ese formato no sea necesario.

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