Luca

Luca: Una carta de amor al cine neorrealista italiano

· Crítica de Luca | Estreno 22 de marzo de 2024.
· El guion de Jesse Andrews y Mike Jones (Soul) tiene una sencillez narrativa destinada a que el espectador no se pierda en florituras.

Pixar vuelve a acordarse de su público infantil con Luca, y homenajea a todos los bichos raros del mundo. Narra la historia de Luca Paguro, un monstruo marino que sueña con salir a la superficie y conocer mundo, pero su apariencia física hará que su experiencia no sea fácil. Durante la aventura conocerá a Alberto, quien será su mano derecha, y a Giulia, una alegre y competitiva niña. Junto a ellos descubrirá el valor de la amistad y la aceptación de uno mismo.

- Anuncio -

El director, Enrico Casarosa (Génova, 1970), un veterano animador de Pixar que trabajó previamente en Coco, Up y Ratatouille, basa la historia en sus vivencias y anécdotas personales de sus veranos en Italia junto a su amigo de la infancia. Ha echado la vista atrás y ha buscado inspiración en lo que ya funcionó en Pixar: Buscando a Nemo (2003), con el temor de los padres de que suba a la superficie, y Up (2009), con el personaje de Ellie, cuya alegría y desparpajo apreciamos en Giulia.

El guion de Jesse Andrews y Mike Jones (Soul) tiene una sencillez narrativa destinada a que el espectador no se pierda en florituras. El visionado es, además de entretenido y llevadero, un homenaje a la cultura italiana.

El estilo empleado para la animación mantiene el lema de la compañía de hacer que las cosas no parezcan reales, sino creíbles. La productora, Andrea Warren, afirma que aparenta que estés inmerso -en una pintura o en un libro para niños- ya que, aunque la animación sea digna de admirar, ofrece un toque infantil que invita al espectador a volver a sus recuerdos pasados.

Luca es una carta de amor al segundo neorrealismo italiano, el de los 50-60 con Fellini y De Sica. La atemporalidad que se logra es compatible con iconos muy marcados del desarrollismo italiano como el Fiat 500 o la Vespa. El tono de la película es muy acertado y la música de Romer ayuda mucho. La iluminación utilizada consigue ensalzar las calles del pueblo de Portorosso con unos coloridos atardeceres que inspiran cercanía empática con los sentimientos de los personajes.