¡Lumière! Comienza la aventura: La naturaleza del cine
¡Lumière! Comienza la aventura podría ser una película, pero en realidad son 108 películas. Se trata de un documental entre histórico y divulgativo, entre el filme de montaje y un buen reportaje, que versa sobre los orígenes del cine y reúne un centenar de copias de los hermanos Lumière digitalizadas en 4K a partir de los negativos originales en 35 mm. Este maravilloso proyecto, que tiene tanto de apasionamiento personal como de curaduría y recuperación archivísticos, se debe a uno de los prohombres del cine de nuestro tiempo. Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes, del Instituyo Lumière de Lyon, y del Lumière Festival, da aquí el paso de cinéfilo a cineasta y no solo dirige el documental, sino que también ejerce de productor -junto a Bertrand Tavernier-, es montador -labor que comparte con Thomas Valette– y hace además las veces de narrador.
Entre 1895 y 1905, y tras la invención del cinematógrafo, Louis y Auguste Lumière, con la colaboración de su equipo de camarógrafos, filmaron más de mil cortometrajes que son espejo y representación del acceso del mundo al siglo XX. En tan solo una década, estas peliculitas de género diverso, que son un tesoro de apenas 50 segundos de duración y 17 metros de longitud, sentaron las bases de un nuevo arte, con su propio lenguaje compositivo y con su particular dimensión narrativa. A partir de este legado fundacional, Frémaux propone un viaje a los fascinantes orígenes del cine que con toda probabilidad tendrá más entregas, pues el Instituto Lumière ha anunciado que ya ha concluido la restauración de otras 300 nuevas copias.
Más que una técnica
Con motivo de los 120 años del surgimiento del séptimo arte, este documental, que no es sino un diálogo con la ficción, devuelve a los Lumière a la gran pantalla y certifica que sus películas fueron algo más que un simple descubrimiento técnico. El propio Frémaux ha explicado su intención de rendir tributo a los primeros cineastas mediante la resurrección de su extensa pero también desconocida filmografía:
«El cine de los Lumière siempre ha sido ignorado. Nunca se les ha considerado más que meros inventores que básicamente copiaron y mejoraron la tecnología de sus predecesores. Nunca se les valora como cineastas. Esta película demuestra que en su cine había muchísima creatividad. Ellos inventaron la puesta en escena; ellos fueron los primeros que usaron el primer plano. Ellos rodaron la primera persecución de coches de la historia del cine».
La historia del cine da testimonio de cómo toda consecución tecnológica lleva consigo una consecución estética, algo evidente en el paso del silente al sonoro, o del blanco y negro al color. ¡Lumière! Comienza la aventura desmonta esa teoría tantas veces coreada de que la casa Lumière -una fábrica de aparatos fotográficos de Lyon- no supo intuir las posibilidades estéticas del cinematógrafo, razón por la cual dedicó poco esfuerzo a la explotación artística y comercial de su nueva máquina. Si bien se asume que en la carrera por ser el primero en reproducir fotografías en movimiento que, a finales del XIX, enfrentó al kinetoscopio de Edison y al cinematógrafo de los Lumière, el invento de los franceses resultó vencedor, también es verdad que este logro tecnológico fue el corolario de una búsqueda de carácter internacional difícil de dirimir.
En cualquier caso, al cinematógrafo no solo se le debe la inauguración de esa nueva forma de organizar la mirada que iba a ser el cine, con la consecuente proyección pública de las imágenes sobre una superficie plana, sino sobre todo el tratamiento -primitivo aún- de la capacidad expresiva del espacio, la luz y el movimiento dentro de un mismo marco.
María Noguera
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Ficha Técnica
- Dirección: Thierry Fremaux,