Madame Bovary

Innegables valores de producción para una película de corte clásico que no desarrolla bien las tramas ni dibuja con acierto la psicología de los personajes

Madame Bovary: Un bonito envoltorio

· La novela de Flaubert no ha teni­do éxito en sus sucesivas adaptaciones a la gran panta­lla, y ésta no es una excepción. Quizá el material li­terario sea difícil de trasladar a la imagen.

La presencia de Mia Wasikowska en los títulos de cré­dito de una película suele despertar mi interés. En las primeras secuencias de Madame Bovary creí ver al­go del genio interpretativo y del guion del Jane Eyre de Fukunaga, con esa huída enigmática seguida del flash­back. Pero Emma no es Jane ni Sophia Barthes, Ca­ry Fukunaga.

No sé qué ha podido llevar a la directora francoame­ri­cana a tratar de manera tan poco afortunada el alma de Madame Bovary. La novela de Flaubert no ha teni­do éxito en sus sucesivas adaptaciones a la gran panta­lla, y ésta no es una excepción. Quizá el material literario sea difícil de trasladar a la imagen o el liberti­na­je del personaje femenino no despierte hoy tanto es­cándalo, aunque sospecho que la razón estriba en la falta de madurez de una directora bastante novel.


De positivo, la producción británica que garantiza un tratamiento clásico correcto. Hay innegables valores de producción: un cuidado vestuario, esencial para las aficiones de Emma Bovary; buena ambientación, lo­calizaciones y fotografía, a cargo del marido de Sophia Barthes, Andrij Parekh (August, Blue Valenti­ne). Y solventes actuaciones de Mia Wasikowska y Ez­ra Miller, pero no contrarrestan un guion y una dirección tan limitados.

La película es plana, lenta y vacía de espíritu. No de­sarrolla bien las tramas ni dibuja con claridad la psicología de los personajes. La decisión de apenas sugerir o no resaltar algunos pasajes esenciales de la novela -el pasado de Emma, su pasión por la lectura de novelas románticas, el primer matrimonio de Charles, etc.- tor­nan incomprensibles la evolución de la trama y la ma­nera en que los personajes se mueven dentro de ella y se relacionan entre sí.

No parece haber propósito ejemplarizante, crítico o fe­minista en esta adaptacion. El poco desarrollo de los se­cundarios anula la crítica de la burguesía, la supresión de la existencia de una hija a la que la madre no pres­ta atención y de la tristeza de Char­les a la muerte de la esposa, y su enloquecimiento al conocer la infidelidad, vacía aún más a los personajes.

Poco puede hacer la actriz principal por dar vida al dra­ma de la Bovary, que aparece perdida como un pajarillo o como mucho terca, más que caprichosa o frívola, y no despierta en el espectador ni empatía, ni com­pasión, ni escándalo ni furia. Entre el matrimonio no hay un claro contraste en las formas de enfocar la vi­da que justifique tanto tedio, los amoríos se precipi­tan en la trama y eso lastra la película. Si algo muestra el estado psicológico de los personajes es la música de los hermanos Galperine.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Andrij Parekh
  • Montaje: Mikkel E. G. Nielsen
  • Música: Evgeni y Sacha Galperine
  • Duración: 118 min.
  • Público adecuado: +18 años (X)
  • Distribuidora: Emon
  • Reino Unido, 2014
  • Estreno: 20.5.2016
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