Madre e hijo: Premiado bisturí rumano

Cornelia (Luminita Gheorghiu) celebra una fiesta en la que no está su hijo Barbu que, desde hace años, ape­nas quiere mantener contacto con su madre. Esa mis­ma noche Barbu (Bogdan Dumitrache), casado y sin hijos, atropella y mata accidentalmente a un niño. Su absorbente madre luchará por la absolución y la recuperación del afecto de su hijo.

Razvan Radulescu es uno de los principales responsables del gran momento del cine rumano actual. En los últimos 7 años ha escrito y colaborado en 14 guiones entre los que destacan La muerte del señor Lazarescu, 4 meses, 3 semanas, 2 días (ganadora de la Pal­ma de Oro en Cannes en 2007) y Pozitia copilului (mal traducido en España como Madre e hijo; una traducción literal sería La postura del hijo).

Esta tercera película de Călin Peter Netzer (Medalia de onoare, Maria) es una incisión perfecta en una fa­mi­lia de cadáveres vivientes. El bisturí de Radules­cu y la cámara en constante desequilibrio de Netzer lo­gran una tensión dramática que se puede cortar. Ape­nas hay res­piro en casi dos horas de una inmersión do­lorosa y ca­tártica. La película habla de un fenómeno ca­da vez más actual: el sobreproteccionismo de madres in­vasivas que acaban por generar verdaderos monstruos, seres inmaduros e incapaces para el amor y el sa­crificio, con una vejez prematura que parece incura­ble.

Un elemento fundamental es la interpretación de Lu­minita Gheorghiu. Ella sostiene la película con un tra­bajo que permite que su personaje y la historia no sean cínicos y unidireccionales. Aunque hay una críti­ca evidente a una sociedad construida sobre pilares inconsistentes, también hay un posicionamiento obje­ti­vo que permite libertad y reflexión al espectador. Hay perversidad y crueldad en muchos momentos, pe­ro sobrevive la humanidad de unos personajes vulnera­bles que pretenden ideales arduos sin salir de ca­rreteras secundarias.

Acierta la película en el uso del silencio. En las primeras escenas hay mucho ruido, carcajadas, mú­sica ita­liana trasnochada, un baile patético de una ma­dre adul­ta intentando parecer joven. Y en medio de to­do ese hueco e irreal jolgorio, una llamada. Con la no­ticia del accidente empiezan los silencios y las mira­das. Ape­nas hacen falta gritos para que los personajes no de­jen de chillar por dentro su rabia y su soledad. El lar­go enfrentamiento en la cocina entre madre y espo­sa del hijo involuntariamente homicida es ejemplar en el uso del lenguaje gestual, los matices de la voz, las pau­sas y la réplica de las dos actrices.

La película te deja muy dañado, con la sensación de que has visto algo muy veraz. El corte final es duro y sin concesiones, como el bisturí de Radunescu y Net­zer.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Andrei Butica
  • Montaje: Dana Bunescu
  • Duración: 112 m.
  • Distribuidora: Golem
  • Público adecuado: +18 años (D)
  • Estreno en España: 21.5.2014

Rumanía (Pozitia copilului), 2013. 

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