Madres verdaderas

Madres verdaderas: Madurez inesperada

· Crítica de Madres verdaderas | Estreno 6 de agosto de 2021.
· Naomi Kawase hace un recorrido muy sugerente sobre la adopción de niños de madres adolescentes algo limitado en su discurso.

Con 28 años Naomi Kawase ya había ganado la Cámara de Oro en el Festival de Cannes de 1997 con la película Suzaku (1997). Se convertía entonces en la más joven en recibir ese premio. Su trayectoria posterior la ha convertido en una de las cineastas más importantes en los principales certámenes cinematográficos de todo el mundo. Madres verdaderas fue presentada en el Festival de Toronto y también en la sección oficial del último Festival de San Sebastián, con críticas muy favorables de la prensa especializada.

La película tiene relación con la vida de la directora y guionista, marcada por la adopción cuando apenas era una niña. El argumento fragmentado en el tiempo muestra a madres adolescentes que dejan en adopción a sus hijos por diferentes motivos.

Naomi Kawase había entrado en un período de confusión, hermetismo y superficialidad en su obra con películas como Hacía la luz (2017) y Viaje a Nara (2018), heridas de un naturalismo metafórico demasiado subrayado y pretencioso. Con Madres verdaderas recupera la personalidad de Aguas tranquilas (2014) o Una pastelería en Tokio (2015), hasta ahora sus mejores películas. En esta ocasión, hay una mayor atención al drama humano, la interpretación y los objetos simbólicos que reflejan la soledad de mujeres que han perdido la posibilidad de ser madres de sus hijos. Naomi Kawase vuelve a demostrar en algunas escenas su capacidad para construir escenas minimalistas de una belleza plástica excepcional.

La película recuerda en muchos momentos a la obra del director nipón Hirokazu Koreeda (Air Doll, De tal padre, tal hijo, Un asunto de familia). Sin llegar a ese nivel, la directora combina una lírica sugerente en imágenes con una cierta superficialidad a la hora de mostrar la sexualidad entre dos menores que se acaban de conocer pocos minutos antes de tener el primer encuentro íntimo de sus vidas. Aunque Madres verdaderas subraya la familia y la maternidad como factores esenciales de la madurez humana, está muy lejos de la atrevida sinceridad y complejidad del maestro Koreeda.

La música de las primerizas Akira Kosemura y An Tot That, la excepcional fotografía y el altísimo nivel interpretativo de la película hacen que este título, aunque excesivo en el metraje y limitado en su recorrido, tenga escenas de muy buen cine.