Mank

Densa precuela de Ciudadano Kane, dilatadora de su complejo juego especular y requeridora de lenta ponderación y larga sedimentación

Mank (2020), de David Fincher

Mank: La génesis, explicada y expandida

· Crítica de Mank | Estreno 20 de noviembre de 2020.

· Como Welles, Mank no fue artista de una obra. Acreditado o no, participó en otros noventa y cuatro guiones (de menor entidad).

Mank, la nueva película de David Fincher (1962), engrandece el creciente humus fílmico, bibliográfico, investigativo… engendrado por Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles. Transcurridas dos décadas desde la estupenda RKO 281 (1999), de Bejamin Ross, con la que comparte elementos, ahora Fincher se atreve a complementarla, adentrándose por vericuetos poco hollados de esa exuberante jungla humana y creativa. Esta vez, aportando amplitud y profundidad de campo a dicho mural histórico-fílmico, mientras extrae de las sombras la convulsa personalidad del guionista Herman J. Mankiewicz (1897-1953), Mank.

Crítico y dramaturgo neoyorquino, amén de hermano mayor del guionista, director y productor Joseph L. Mankiewicz, Mank comparte con Welles la autoría del canónico y oscarizado guión de Ciudadano Kane. Como cine sobre la naturaleza histórica, narrativa, mitológica del cine, Mank trata y ayuda a descifrar esa gestación creativa reconstruyendo los precedentes y el hirsuto periodo, del cual el libreto de Ciudadano Kane es culmen.


Dicho recorrido abarca la convulsa década de 1930, convirtiendo a Mank en vertebral testigo y cronista del largo proceso depresivo. Escalofría así la lacerante actualidad de no pocos aspectos: la sempiterna pugna bipartidista norteamericana, el compadreo de los emporios políticos y mediáticos, los conflictos sociales y laborales inherentes a todo colapso económico, los límites de estado e individuo, poder y libertad; y aquí, también la omnímoda y omnívora figura de William Randolph Hearst, la ventilación de su intimidad con Marion Davies, la relación de Mank con ambos, su ambivalente y arriesgada condición de bufón y Pepito Grillo de la corte californiana de San Simeón… Se recogen, pues, aspectos medulares de lo que sería el guión de Ciudadano Kane.

Mank es un complejo trabajo de riesgo, nada complaciente con el paladar propio y ajeno, llamado a perdurar. El tiempo y la trayectoria de Fincher irán dilucidando si será su mejor película… pero no sería raro. Como la de Welles, está labrada sobre un magistral rompecabezas narrativo repleto, como el de Mank y Welles, de audaces avances y retrocesiones temporales o de memorables situaciones, secuencias y diálogos, dignos de los shakespearianos calibres dramáticos y humanos que maneja.

Más que tributaria, la fotografía de Erik Messerschmidt viene a prolongar el trabajo de Gregg Toland en Las uvas de la ira (1939), Hombres intrépidos (1940) -ambas de John Ford– o Ciudadano Kane. La versátil música de Trent Reznor y Atticus Ross expande los múltiples tonos, modos, estados… El reparto cumple con creces, pero hay dos actores que, pienso, encarnan como nadie el abisal espíritu del relato.

Gary Oldman, componiendo un Mank inspirador de conmiseración, atravesado de matiz, contención y trágica verdad. Charles Dance ofreciendo, a pesar de su breve participación, un Hearst digno de aparecer en El crepúsculo de los dioses (1947), de Billy Wilder; un vampírico rey de sombras, rebosante de poder, decadencia y alevosa nocturnidad.

Como Welles, Mank no fue artista de una obra. Acreditado o no, participó en otros noventa y cuatro guiones (de menor entidad), tales como los de El orgullo de los Yankees (1942), de Sam Wood, Los piratas del mar Caribe (1945), de Frank Borzage, o Un secreto de mujer (1949), de Nicholas Ray.

Información ésta que enmienda los letreros finales, según los cuales Mank no escribió más guiones tras Ciudadano Kane. ¿Deliberada inexactitud, con la que Fincher pretende ‘imprimir una leyenda’ de artista maldito sobre Mank, sembrando así más misterios en torno a Ciudadano Kane…? Sea como fuere, Mank ya es parte del enigma.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Erik Messerschmidt
  • Montaje: Kirk Baxter
  • Música: Trent Reznor, Atticus Ross
  • Duración: 131 min.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: Netflix
  • EE.UU., 2020
  • Estreno: 20.11.2020 (cines seleccionados)
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Reseña
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Licenciado en Geografía e Historia (especialidad Historia del Arte) y Diplomado en Estudios Avanzados de Historia del Arte. Autor del libro “John Ford en Innisfree. La homérica historia de ‘El hombre tranquilo’ (1933-1952)”
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