Inicio Críticas películas Matar al mensajero

Matar al mensajero

En esta recreación del enfrentamiento real del periodista Gary Webb con la CIA, Michael Cuesta recupera el estilo de los dramas periodísticos de los años 70

Matar al mensajero, de Michael Cuesta

Matar al mensajero: Buen periodismo

Tras dirigir dos vigorosas radiografías pesimistas de la adolescencia –L.I.E.– y la infancia –El fin de la ino­cencia-, el neoyorquino Michael Cuesta se ha ga­nado un merecido prestigio dirigiendo numerosos epi­sodios de series televisivas como A dos metros ba­jo tierra, Dexter o Homeland. Ahora retorna a la gran pantalla con la que es su mejor película: Matar al mensajero. Se trata de la vibrante recreación de la historia real del periodista estadounidense Gary Webb, ganador de dos premios Pulitzer. En 1996, Webb denunció -en el modesto diario californiano San Jose Mercury News- la vinculación de la CIA con la entrada y distribución de cocaína en Estados Uni­dos como medio para financiar ilegalmente a las tro­pas rebeldes nicaragüenses de la Contra, que intentaban derrocar al gobierno sandinista, considerado comunista.

El primer punto a favor de la película es el sólido guión del también neoyorquino Peter Landesman, que logra plenamente dosificar narrativa y dramáti­ca­mente el abundante material documental de los dos ensayos en los que se ha basado: Dark Alliance, del propio Gary Webb, y Kill the Messenger: How The CIA’s Crack-Cocaine Controversy Destroyed Journalist Gary Webb, de Nick Schou. Acierta especialmente Lan­desman al primar la definición de personajes so­bre la propia intriga o sobre las contadas secuencias de acción. En este sentido, su nítido planteamiento ético y dramático da alas a un contenido y efi­cacísimo Jeremy Renner y al impresionante reparto que le acompaña.

Cuesta, además de conjuntar con rigor estas acer­tadas caracterizaciones, las presenta a través de una tensa puesta en escena hiperrealista, en la que, sin renunciar a la intriga -a veces, angustio­sa-, prefiere siempre la veracidad al efectismo. Para ello, recupera numerosos recursos narrativos de los me­jores dramas periodísticos de los años 70 del si­glo pasado, sobre todo de El último testigo (1974) y Todos los hombres del presidente (1976), ambos de Alan J. Pakula.

Quizás un tanto maniquea y pesimista -también en su visión de la conciliación trabajo-familia- e inne­cesariamente deslenguada, la película supone una valiosa exaltación del buen periodismo frente a los abusos del poder, de gran intensidad emocional y con una notable resolución formal.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Sean Bobbitt
  • Montaje: Brian A. Kates
  • Música: Nathan Johnson
  • Duración: 112 m.
  • Distribuidora: DeAPlaneta
  • Público adecuado: +16 años (VD+)
  • Estreno en España: 14.11. 2014

EE.UU. (Kill the messenger), 2014

Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil