Memoria del saqueo

Memoria del saqueo: Diatriba sin matices

Memoria del saqueo no engaña: durante casi dos horas, el argentino Fernando Solanas da cuenta pormenorizadamente de las causas que han llevado a su país a sufrir una de las más sonadas crisis económicas de los últimos tiempos. A través de una voz en off que no escatima en nombres propios ni adjetivos, el director propone un viaje que parte de la ascensión al poder de Raúl Alfonsín -primer presidente constitucional elegido tras la dictadura militar- y se prolonga durante casi veinte años de privatizaciones irresponsables, escasas políticas sociales y pillaje internacional.

Estamos ante una película de denuncia, y eso implica varias cosas. Por una parte, la urgencia de la situación argentina actual reclama producciones de este tipo, capaces de poner en conocimiento de la opinión publica las verdaderas dimensiones del problema. Por la otra, esa necesidad de eficacia propicia una cinta de trazos muy definidos, analítica y excesivamente discursiva, en la que la connotación brilla por su ausencia y la imagen se limita a acompañar a la omnipresente narración. Esta amputación se deja notar en el plano artístico, pero no más que en el humano: a pesar de la relativa presencia del pueblo argentino en muchas de las escenas, no encontraremos en la película una sola persona. Hay caceroladas, sí, pero no hay personas. A veces, uno se pregunta dónde quedarán producciones como Fahrenheit 9/11 o la que nos ocupa cuando la situación específica a la que se refieren cambie o sencillamente desaparezca.

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En definitiva -y a pesar de servir a propósitos muy nobles-, Memoria del saqueo defraudará a quienes busquen una aproximación humanista y cinematográfica a la crisis argentina. Por el contrario, satisfará a quienes pretendan un informe detallado de lo que ya sugirieran recientemente producciones como El hijo de la novia: la paulatina alienación de un país a manos de aquéllos que decían representarlo.