Metrópolis

Tezuka toma prestado el diseño de El principito para poner de relieve la inocencia y ternura del personaje más inesperado, un robot

Metrópolis (Rin Taro, 2001)

Metrópolis: Rin Taro vs Fritz Lang

Desde hace varios lustros se tiene la errónea concepción de que el cine de animación está concebido exclusivamente para la «gente bajita». Con el monopolio ejercido por la Disney, la idea ha tomado cuerpo y se ha relegado el género a un público muy limitado y poco crítico. Simul­táneamente, se extendió la idea de que el manga equivale a sangre y escenas subiditas de tono, lo que ha tenido como resultado la devaluación de éste último y la exaltación del americano.

Con mucho esfuerzo, algunos animadores nipones (Isao Takahata, Ha­­yao Miyazaki o Rin Ta­ro) han conseguido hacerse un hueco en el mercado internacional, e incluso pasear sus producciones por festivales de renombre. Gracias a ellos, muchos han descubierto títulos de gran calidad, con temáticas adultas y realizados con un exquisito dominio del lenguaje cinematográfico.

Gracias a la buena acogida en el Festival de Sitges, Me­trópolis llega a las pantallas comerciales españolas. Basado en el cómic de Osamu Tezuka y con guión de Katsu­hiro Otomo (creador de Akira), Metrópolis se adentra en los vericuetos de la ciencia-ficción para mostrarnos un mundo decadente, corrupto y abocado a la destrucción.

Deudora de Fritz Lang

Abiertamente deudora de la cinta homónima de Fritz Lang, Metró­po­lis sobresale por un interesante diseño de personajes. Su eclecticismo le permite hacer una revisión de la historia de la animación oriental que pasa por Astroboy, Harlock saga, Chopi y la princesa Akira, e incluso por otro tipo de diseño más occidental que emula a Tintín o El principito.

Metrópolis (Rin Taro, 2001)

Tezuka toma prestado el diseño de Saint-Exupéry para poner de relieve la inocencia y ternura del personaje más inesperado, un robot. Rin Taro utiliza todos los elementos posibles para hacer una profunda reflexión sobre la humanidad, los sentimientos… y sobre lo que puede suceder cuando los hombres jugamos a ser dioses. Aunque el guión se torne pesado en algunos pasajes, se halla ciertamente compensado por otras escenas que fascinan por su originalidad (los bomberos robots) o por su espectacularidad y sobrecogimiento (la que se desarrolla en el Ziggurat).

La inclusión de una banda sonora transgresora y nada habitual en el género con conotaciones tan dramáticas y bien aprovechadas (Can’t stop lovin’ you, de Ray Charles), la reflexión sobre la grandeza y el envilecimiento, y la utilización de una planificación implacable y estremecedora, con grandes panorámicas, movimientos en círculo, utilización de reflejos… son los grandes baluartes de Metrópolis, película grande de un grande de la imagen.

Ficha Técnica

  • Música: Toshiyugi Honda
  • Dirección artística: Shuichi Hirata
  • Voces originales: Kei Kobayashi, Kohki Okada, Taro Ishida, Norio Wakamoto, Junpei Takiguchi, Sarah Paulson
  • Japón (Osamu Tezuka no Metoroporisu), 2001
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