Mi mujer es una actriz: Vivir a la sombra

Mi mujer es una actriz | No son pocas las películas consagradas a mostrar las tripas del cine, desnudando los entresijos de la profesión, de sus aciertos, sus fracasos, su comicidad o su tragedia…

Billy Wilder indagó en el declive de una actriz acabada en El crepúsculo de los dioses, David Mamet ironizó sobre los avatares de un excéntrico rodaje hollywoodiense en State & Main, mientras que Roger Michell narraba la sencilla pero compleja historia de amor entre una estrella cinematográfica y un tímido librero en Notting Hill.

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Dando una vuelta de tuerca a este último título, el actor francés Yvan Attal se zambulle en la dirección con un largometraje fresco y sorprendente, que aborda la vida de un comentarista de fútbol casado con una de las actrices más cotizadas y deseadas de Francia, y por ello relegado a un segundo plano y expuesto a los comentarios de todo el mundo.

Con este planteamiento y el plus que supone que la actriz Charlotte Gainsbourg (Jane Eyre) sea la legítima de Attal, queda una película delirante, en la que se entrelazan los celos profesionales, los malentendidos, los problemas familiares. Los recursos interpretativos de la pareja se mueven en la frontera del cine y el teatro, buscando las ventajas de ambos espectáculos, para salvar el peligro de la reiteración y una excesiva apelación al gag. No siempre lo consiguen, aunque ofrezcan algunos momentos magníficos, que recuerdan al Hollywood ending de Woody Allen.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Rémy Chevrin
  • País: Francia
  • Año: 2003
  • Distribución: Nirvana
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