Midway

Midway: Cuando el Pacífico deja de serlo

Midway | El alemán Roland Emmerich (Stuttgart, 1955) tiene una película muy bien contada titulada El Patriota (2000). En una secuencia memorable, el padre dice a sus asustados hijos que tienen que empuñar las armas para proteger a su familia en la Guerra de la Independencia. «Blanco pequeño, error pequeño«.

En esta película Emmerich se enfrenta a un relato más complejo que en aquella. Se trata de contar la batalla de Midway, el enfrentamiento aeronaval más grande de la historia. Para hacerlo, el guion de Wes Tooke elige dos líneas narrativas principales, la del jefe de una escuadrilla de caza-bombarderos norteamericana y la del oficial de inteligencia a las órdenes del almirante Nimitz. Son elecciones acertadas porque permiten que la película llegue donde quiere llegar y en la manera que quiere hacerlo.

Podría sorprender que se incluya el previo ataque a Pearl Harbour, pero la decisión es muy acertada, porque sin ese contexto la batalla de Midway no se entiende o, al menos, no se harían cargo de su importancia los que no conocen bien la historia de la II GM.

La película equilibra las dimensiones micro y macro y me gusta que lo haga sin complejos. Emmerich sabe que le pueden tachar de simple, pero lo que cuenta es extraordinariamente complicado por el papel que juegan los equipos de inteligencia que analizan las comunicaciones de los japoneses. Porque sin información no hay nada que hacer o al menos lo que se hace no conduce a la victoria. La estrategia militar se apoya en el manejo inteligente de la información.

Ya me disculpan la perorata. Pero es muy difícil juzgar Midway o cualquier película bélica con conocimientos elementales sobre la guerra o los militares que la hacen. Emmerich rueda bien (las secuencias de vuelo son impresionantes) y el tempo del relato es acertado, evitando las peroratas y las explicaciones, siempre tentadoras. Nimitz y Yamamoto son figuras apasionantes muy bien interpretadas. Cintas precedentes lo hicieron muy bien, Emmerich juega bien sus cartas y hace una película mucho menos cacharrera de lo que cabría esperar del director de Independence Day, El día de mañana y Asalto al poder.

Los personajes tienen la profundidad que pueden tener y el reparto cumple con las misiones que se le asignan. Incluyendo a una actriz tan excelente como Mandy Moore. Woody Harrelson es un Nimitz convincente.