Miguel Ángel (El pecado)

Nueva película sobre el genial Miguel Ángel, centrada en los últimos años del papa Julio II. El telón de fondo es la rivalidad de las familias Medici y De la Rovera. Sobre ese decorado asistimos a los esfuerzos del artista por concluir la Capilla Sixtina y por realizar las esculturas de la tumba del papa.

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Hay muchas películas, tanto de ficción como documentales, sobre Miguel Ángel, casi todas excelentes y apasionantes. La que ahora nos ofrece Andrei Konchalovsky (Queridos camaradas, Siberiada), es la más extraña de las que conozco. Desconcierta la falta de arte en esta película, no vemos ni una pintura ni, casi, escultura. El David a lo lejos, unos planos finales -algo es algo-, del Moises, y lo demás son diálogos e intrigas entre familias pequeñas y grandes, y acerca de artistas rivales.

El título es Miguel Ángel (El pecado). Vemos a un Miguel Ángel lleno de manías, como corresponde a un genio; y rodeado de su familia, que se aprovecha de él como han hecho siempre las familias de los artistas de éxito. El genio vive como un pordiosero y los suyos viven del dinero que él gana. La ambientación, toda la producción, es excelente y fea: andrajos, suciedad, miseria física y moral por doquier. Hay unos pocos momentos de grandeza, cuando a la muerte del papa Julio II Miguel Ángel se desplaza a Carrara para consegir un buen trozo de mármol para la tumba del pontífice.

Cabe preguntarse qué quiere decir Konchalovsky con esta película, y también cómo es posible que esa banda de miserables pudiera crear tanta belleza. Konchalovsky parece decir que según los datos actuales no era posible. Queda claro que algo le falla al guión.