Minari. Historia de mi familia: Entrañable y cálido retrato familiar
· Crítica de Minari Historia de mi familia | Estreno 12 de marzo de 2021.
· La película recuerda a las maravillosas estampas familiares de los cineastas japoneses Hirokazu Koreeda y Yôji Yamada.
Una de las escasas sorpresas de los recientes Globos de Oro 2021 ha sido que Minari. Historia de mi familia ganara el premio al mejor filme en habla no inglesa. Sobre todo teniendo en cuenta que esta película producida por Brad Pitt y rodada en Estados Unidos -aunque dialogada mayoritariamente en coreano- competía con producciones tan potentes como la danesa Otra ronda, de Thomas Vinterberg, o la italiana La vida por delante, de Edoardo Ponti -además, con Sophia Loren como protagonista-, o tan alineadas con lo políticamente correcto como la francesa Entre nosotras, de Filippo Meneghetti, o la mexicana La llorona, de Jayro Bustamante. Además, esta película autobiográfica del coreano-estadounidense Lee Isaac Chung (Munyurangabo, Lucky Life, Abigail Harm) nada a contracorriente del agresivo tono denunciatorio, reivindicativo, agitador y antisistema de tantas películas actuales. Es más, hasta elogia cierto American Way of Life tradicional, sobre todo en lo referente a su capacidad para integrar dentro de él lo mejor de otras culturas, sin ceder al racismo o a la intolerancia. Un mensaje que ya caló en el Festival de Sundance 2020, donde Minari. Historia de mi familia se alzó con el Gran Premio del Jurado y el Premio del Público.
Este sugerente interculturalismo es el que vive una familia coreano-estadounidense durante los años 80 del siglo pasado, con Ronald Reagan como presidente de la nación. Después de emigrar a Estados Unidos, trabajar duramente en California como sexador de pollos y ahorrar un poco de dinero, Jacob (Steven Yeun), su esposa Mónica (Yeri Han) y sus hijos Anne (Noel Cho) y David (Alan S. Kim) se trasladan a un pueblo de Arkansas, donde Jacob ha comprado una casa prefabricada con un amplio terreno, en el que pretende cultivar verduras y hortalizas de su país. El traslado les cuesta especialmente a la madre -que esperaba algo mejor- y a David, un callado chaval de siete años, que padece una dolencia cardíaca y se convierte en el narrador de la historia.
Desde su llegada contarán con el apoyo de la comunidad evangélica de esa zona y de un vecino llamado Paul (Will Patton), que luchó en la Guerra de Corea y al que tienen por loco en el pueblo, pues habla solo, está obsesionado con presencias diabólicas y todos los domingos deambula por los caminos portando una gran cruz de madera, se supone que para purgar sus pecados y curar las heridas de su alma. Al poco, llegará desde Corea la abuela Soonja (Yuh-jung Youn), una mujer malhablada y divertida, que intentará mantener unido al matrimonio, cada vez más tenso por la dureza del clima y del trabajo agrícola, y por las crecientes estrecheces económicas. La anciana se empeñará en plantar junto a un arroyo minari, una especie de perejil que se usa mucho en Asia.
El realista, entrañable y cálido retrato familiar que propone Lee Isaac Chung recuerda a las maravillosas estampas familiares de los cineastas japoneses Hirokazu Koreeda (Still Walking) y Yôji Yamada (Una familia de Tokio), herederas a su vez de las de Yasujirô Ozu (Cuentos de Tokio) y Kenji Mizoguchi (Los cuentos de la luna pálida). La inocente mirada infantil de la narración evoca el tono de Matar a un ruiseñor, la obra maestra de Robert Mulligan, basada en la novela de Harper Lee. En los singulares puntos de fuga de la trama resuenan los ecos del David Lynch de Una historia verdadera o de los heridos personajes de John Steinbeck (De ratones y hombres) y otros escritores de la Generación Perdida. Y el deslumbrante y contemplativo naturalismo de los paisajes y de la hipnótica banda sonora de Emile Mosseri se acerca al desplegado por Terrence Malick en todas sus películas, por ejemplo, en Días de cielo.
Ese cúmulo de excelentes referencias decanta en una película de gran belleza visual y musical, con una sugestiva galería de personajes, perfilados con una gran hondura antropológica y todos ellos encarnados por un reparto muy sólido, que rezuma autenticidad en cada secuencia. A veces, Lee Isaac Chung se entretiene demasiado en la elaboración de ese cóctel. De modo que la película seguramente hubiera mejorado con quince minutos menos de metraje. En todo caso, se sitúa muy por encima de la media del cine de este año, desvela a un realizador con fuerte personalidad, ofrece memorables momentos de inmersión en las grandezas y miserias del alma humana y genera en el espectador el ansia de que Chung ruede un spin-off sobre la sin duda apasionante aventura existencial de ese singular personaje del vecino Paul, magníficamente encarnado por Will Patton.
Ficha Técnica
- Dirección: Lee Isaac Chung,
- Guion: Lee Isaac Chung,
- Intérpretes: Will Patton, Steven Yeun, Alan S. Kim, Yeri Han, Noel Cho, Yuh-jung Youn, Darryl Cox, Esther Moon, Ben Hall, Eric Starkey, Jacob M. Wade, James Carroll Jordan,
- Fotografía: Lachlan Milne
- Montaje: Harry Yoon
- Música: Emile Mosseri
- Duración: 115 min.
- Público adecuado: +12 años
- Distribuidora: A Contracorriente
- EE.UU. (Minari), 2020
- Estreno: 12.3.2021