Miss Bala

El mejicano Gerardo Naranjo ofrece una película realista con mucha personalidad y aplomo que ha sido bien acogida en numerosos festivales

Miss Bala

Miss Bala: Un mundo mejor… ojalá

Cannes, Chicago, San Sebastián… Ge­rar­do Naranjo ha conseguido con esta película abrirse camino más allá de las fronteras me­jicanas, como antes ya hicieron otros direc­tores como Alejandro González Iñá­rri­tu, Alfonso Cuarón o el también actor Die­go Luna (productor, por cierto, de esta cinta). Para ello ha escogido un argumento ficti­cio, pero que tiene mucho que ver con la rea­lidad de su país. Una chica que aspira a ser modelo se ve envuelta involuntariamen­te en una red de narcotráfico que le mostra­rá el lado más oscuro del ser humano.

Dice con bastante humor el director de la película que “tengo una tía que me recrimi­na por qué hago películas tan duras. Yo sin em­bargo pienso que el problema no se solu­ciona mirando a otro lado. Y a mí me inte­resaba mucho investigar una historia co­mo ésta en la que se ve cómo unos persona­jes, ante la falta de posibilidades en la vi­da, acaban viviendo del delito aun sabien­do que esa carrera acaba con una muerte anticipada”.

Efectivamente, la película entra a fondo en un mundo cruel en el que una chica idea­lis­ta y sencilla ve cómo su dignidad se esca­pa en cada fotograma. Lo que pretendía ser un camino hacia un mundo mejor (el con­curso de modelos Miss Baja California) aca­ba siendo una frenética huida por la super­vivencia. Este argumento recuerda bastan­te a una gran película colombiana titula­da Ma­ría llena eres de gracia (2004).


Ambas películas no sólo comparten el nar­co­tráfico como una fuente de explotación, si­no también un tono realista que sa­be jugar con la elipsis. Es evidente que la cinta no de­ja de ser muy dura, pero al menos no es inso­portable para un público adul­to mayoritario. El guión del director y de Mauricio Katz, aunque tiene alguna caí­da de ritmo a mi­tad de película, desciende a los infiernos sin truculencia ni excesos me­lodramáticos, dan­do libertad al espectador.

Los numerosos planos de larga duración dan veracidad a un relato apoyado en la om­nipresencia de la primeriza Stephanie Sig­man, que no cansa porque su interpreta­ción es magnífica, con una evolución dramá­tica acorde con el tono objetivo y matiza­do de la película. En particular, su presen­cia en el concurso de modelos es sobreco­gedora.

Aunque la visión de la sociedad mexicana no es para tirar cohetes, la película deja al­gunas puertas abiertas a la esperanza. Te de­ja herido, pero con una cierta ilusión de que las cosas puedan ir a mejor, algo que se echa en falta en muchas películas latinoame­ricanas.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Mátyás Erdély
  • Montaje: G. Naranjo
  • Música: Emilio Kauderer
  • País: México
  • Año: 2011
  • Duración:  113 m.
  • Público adecuado: +18 años (temática, violencia, sexo)
  • Distribuidora: Avalon
  • Estreno: 4.5.2012
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