Nightcrawler

Gracias a un minucioso trabajo de investigación, Gilroy logra narrar de forma estremecedora los dilemas morales del sensacionalismo televisivo en EE.UU.

Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014)

Nightcrawler: La noche americana

Desde una perspectiva europea, la cultura televisiva de las persecuciones de coches estadounidense queda com­pletamente alejada de nuestra realidad cotidiana. No obstante, este tipo de prácticas audiovisuales en Nor­teamérica está asociado a una programación de lo ma­cabro que es habitual en las cadenas locales de tele­vi­sión. Precisamente éste ha sido el escenario escogido por el guionista Dan Gilroy para su debut cinematográfico: Nightcrawler.

A través una intricada red que se abastece de la desgracia ajena para ganar la batalla de las audiencias, la pe­­lícula reflexiona, con una frialdad escalofriante, so­bre la capacidad del ser humano para llegar a límites ini­­ma­ginables con tal de lograr sus objetivos. Como consecuencia de este impulso, el relato se nos presen­ta des­de la perspectiva de Louis Bloom, un psicópata con pro­blemas laborales interpretado por un magnífico Ja­ke Gyllenhaal.

Desde el momento en que se cruza en su camino un nightcrawler -nombre con el que se conocen a los cameraman que deambulan por la noche pa­­ra filmar noticias escabrosas-, la vida del protagonista da un giro de 180 grados. La decisión del director de poner al frente de su producción a un personaje carente de empatía y escrúpulos le permite llevar su narración al límite, por lo que la crítica resultante se tor­­na mucho más descarnada.

Con un trabajo de investigación minucioso -que lle­vó a Gilroy, a Gyllenhaal y al director de fotografía Robert El­swit a pasar varias noches deambulando por las calles de Los Angeles con auténticos nightcrawlers-, el largometraje logra plasmar de forma magnética los entresijos del sensacionalismo y sus agentes activos. Si tenemos en cuenta que el filme expone cómo el descenso a los in­fiernos del protagonista se convierte en la consecución del sueño americano, resulta sorprendente, además, que el director lograra convencer a varios de los presentadores de este tipo de noticiarios, co­mo Kent Shocknek, Pat Har­vey, Rick Garcia o Bill Seward, para que par­ticiparan en el proyecto in­terpretándose a sí mismos.

Atmósfera opresiva

Todos estos esfuerzos no han sido en vano ya que Night­­crawler logra reflejar en la pantalla la opresiva at­­mós­­fera de la noche de Los Angeles: desde el soberbio re­­­trato fotográfico de Elswit, pasando por la suge­ren­­te par­­­­titura de James Newton Howard, hasta el in­­te­li­gen­te mon­taje de John Gilroy -hermano gemelo del director y guionista- y la firme batuta de Dan Gilroy.

Con to­­do, es el gran trabajo interpretativo de Gy­llen­­haal el que des­punta por méritos propios. Así lo ates­­tigua la lar­­ga lis­ta de galardones cosechados, pues­­to que de los más de 80 premios que suma, 25 han sido para su pro­ta­­go­nis­ta -aunque se ha quedado injustamente fue­ra de la ca­rrera hacia los Oscar. Su interpretación de un psi­cópa­ta ávido de una oportunidad para despuntar es sen­cillamente magistral; no solo por el compromiso físi­co del ac­tor -que incluso propu­so vo­luntariamente perder 10 ki­los para darle más credibilidad a su personaje- si­no por su inmensa ca­­pa­cidad pa­ra cambiar de registro.

La réplica se la da René Russo, una jefa de informa­ti­vos sin moralidad aparente, en la que se vierte la ma­yor denuncia de la película. A través del juego de es­tos dos extremos: el del cameraman sin escrúpulos y la jefa ávida de audiencias, Nightcrawler es una radiografía descarnada del sensacionalismo cotidiano. Su objetivo es claro, su conclusión espeluznante y su eje­cución sobresaliente, aunque en el guión rechinen cier­tos componentes que son imposibles de abordar sin desvelar la resolución de la trama.

El largometraje de Dan Gilroy es visualmente poderoso y despunta la planificación de sus secuencias de acción -sobre todo en la persecución policial. Sin embargo, nos falta información sobre el pasado del perso­na­je. Si Louis Bloom estuviera en la veintena, la premisa del hombre desesperado pero audaz no patina­ría pero, si el personaje goza de una inteligencia y manipulación tan afinadas, cuesta trabajo creer que le ha­ya costado tanto buscarse la vida. El desliz no entor­pe­ce el desarrollo narrativo pero una contextualización sobre el pasado del personaje hubiera tenido co­mo resultado una película redonda.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Robert Elswit
  • Montaje: John Gilroy
  • Música: James Newton Howard
  • Duración: 113 m.
  • Distribuidora: Filmax
  • Público adecuado: +18 años (VD)
  • EE.UU., 2014.
  • Estreno en España: 30.1.2015
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