No controles

No controles: Un valor seguro para la comedia española

No controles | Cobeaga no alcanza el nivel de Pagafantas pero hace una comedia muy digna que te hace salir del cine sonriendo.

Es Nochevieja y está nevando. 2010 no ha sido un buen año para Sergio (Unax Ugalde) -con eso se gana la simpatía de todo el público-; quien además se va a separar definitivamente de Bea, su novia, a la que adora, y con la que rompió por su culpa. Su padre, que los ha llevado al aeropuerto, no sabe que van a tomar distintos aviones.

Entonces sucede el improbable milagro navideño: en su avión Sergio se encuentra con Juancarlitos (Julián López), tontaina y gracioso profesional fracasado, pero hombre de buen corazón y gran lealtad. Juancarlitos fue su compañero de colegio hacía más de veinte años. Los aviones están bloqueados por la nieve, todos tienen que pasar la noche en un hotel, y Juancarlitos decide ayudar a Sergio a recuperar a su novia.

La nueva película de Borja Cobeaga (Pagafantas), tiene muchas similitudes con la primera, y con la comedia clásica: un joven inseguro en las cosas del amor, un gracioso y la chica, y no hace falta más; en realidad sí, hace falta, y eso es lo más difícil en una comedia, dar con el tono adecuado -un pelín fantástico pero creíble-, y unos secundarios -qué bien están todos- que entran con acierto en el momento adecuado, y en ese sentido No controles es un acierto.

Corbeaga se maneja entre los clásicos y el humor tradicional hispano, y conecta con los dos. Moderno y próximo a la comedia gamberra evita la zafiedad. En esta película cuesta arrancar y hacerse con los personajes, pero una vez lanzado, no hay quien lo pare: el espectador es seducido y responde a todos los guiños y bromas que le lanzan desde la pantalla, y sale de la sala con una sonrisa de oreja a oreja.

▲ El timing digno de una comedia clásica.

▼ Cuesta hacerse a Juancarlitos.