Obsesión

Obsesión: Buscando a Lisa desesperadamente

Diane Kruger, la alemana de moda en las cintas norteamericanas después de sus intervenciones en Tro­ya y La búsqueda, protagoniza Obsesión con el guaperas Josh Hartnett (40 días y 40 no­ches, Pearl Harbor), que no lo hace nada mal. La cámara mima a esta actriz que antes fue modelo y bailarina, y que aterrizó por casualidad en el cine tras una lesión en la rodilla, al igual que su paisana Leni Rie­fenstahl. Hartnett, que curiosamente también llegó a la interpretación por una rotura de ligamentos, interpreta a Matthew, un joven que parece tener su vida asentada, con un buen puesto de trabajo y una novia a la que está a punto de pedir el matrimonio. El recuerdo un antiguo amor, Lisa, vuelve para atormentarle y cambiar sus planes. La estela que va dejando Alice (Rose Byrne), una paranoica que se cree más Lisa que Alice en una especie de Buscando a Susan desesperadamente, termina por confundir al pobre Matthew, que aún no entiende por qué se esfumó Lisa sin dejar ni rastro.

Obsesión es una forma distinta y original de contar una historia de amor, que sabe con­ceder importancia al asunto obsesivo sin perderse por los vericuetos del sexo o del erotismo, que tienen un papel secundario aunque el cartel de la película parezca indicar otra cosa.

- Anuncio -

Se trata de un remake de una película fran­cesa de 1996, El apartamento. La calidad de la planificación y los encuadres, la textura de las imágenes y el empleo de una banda sonora muy emotiva (sobre todo en el uso de las melodías de los islandeses Müm), confieren un aspecto especial a este thriller romántico, en ocasiones irritable en­­tre tanto salto temporal, en el que Luke (Ma­tthew Lillard), el sufrido amigo de Ma­­tthew, se pasa toda la película soñando despierto con su princesa etérea, más perdido que el espectador, y remata ese descarrilamiento cuando por fin parece que va tocando suelo, como testigo directo de una situación memorable entre su amor y su mejor amigo en una cafetería.