Pan Tadeusz

Pan Tadeusz es un cantar de gesta con tintes shakespeareanos, una parábola sobre la frustración heroica del anhelo patriótico

Pan Tadeusz de Andrzej Wajda
Pan Tadeusz de Andrzej Wajda

Pan Tadeusz: Si muero lejos de ti…

Por favor, seamos serios. Hagamos con Wajda un esfuerzo similar al que hicimos con el orientalismo fabulador de Ang Lee en Tigre y Dragón. Varios colegas han despachado esta película sublime tirando de imdb y manifestando su perplejidad ante el marmóreo (socorrida alusión a El hombre de mármol, 1976) énfasis del ‘maestro’ Wajda para narrar una historia anclada en un país y en una época que les cae bastante lejos. La penúltima película del autor de Danton (1982) es una adaptación de un largo poema, escrito en 1830 por Adam Mickiewicz. Para que se me entienda, lo diré mal y pronto: Mickiewicz (1798-1855) es para los polacos lo que Shakespeare para los ingleses. Pan Tadeusz (el Señor Tadeusz) es un símbolo, un bálsamo, una sublime metáfora sobre la desgarrada historia de un pueblo que ha recibido más guantazos que una pelota en un partido de tenis en tierra batida. Los polacos, durante la II GM, leían con unción los versos de un polaco, víctima del cólera en el exilio de Estambul. Un lituano polaco que en su vida pisó Varsovia y cuya tierra natal -Nowogrodek- es ahora parte de Bielorrusia.

Wajda tiene 76 años y es, con Polanski (1933), Zanussi (1939) y Kieslowski (1941-1996), mascarón de proa de la fértil escuela de Lodz. Los polacos (véase mi crítica en Fila Siete de la notable Con sangre y fuego de Jerzy Hoffman) son unos tipos peculiares, carne de gesta y de infelicidad por su carácter sanguíneo y tempestuoso. Desde hace siglos han sido víctimas de la voracidad de los países que les circundan, pero también del caos de su nobleza pendenciera y levantisca.

Pan Tadeusz es un cantar de gesta con tintes shakespeareanos, una parábola sobre la frustración heroica del anhelo patriótico (conmueve lo que un polaco puede llegar a amar su solar). El poeta exiliado añora su tierra lituana-polaca y recrea las esperanzas rotas de un pueblo que esperaba liberarse del yugo ruso gracias a la Grande Armé napoleónica.

Wajda es un tipo culto, y viéndole la cara a la muerte ha filmado una obra grandiosa, interpretada en polaco (¡cómo es posible que no llegue a España la versión original!) y a la polaca (¿entenderán algunos que un eslavo no gesticula ni habla como un señor de Murcia?). Pan Tadeusz, insisto, no es una película de aventuras y ya está. Es épica destilada. Me pregunto si se puede valorar a Magris y su excelente Danubio sin saber historia. Idem del lienzo con esta película sin haber leído a Sienkiewicz, Slowacki y Norwid, sin haberse dejado impregnar por el encanto de las gentes y los campos de la Polonia rural. Los polacos no parecen tener problemas y han hecho cola nacional para para reír y llorar con Pan Tadeusz, que le quita el record de taquilla a Titanic, con unos ingresos de 15 millones de dólares.

Pan (Señor) Tadeusz es amor, tierra, violencia, odio, reconciliación, patria, catolicismo, estirpe, honor, guerra. La bellísima fotografía del operador de la inminente adaptación de Polanski de la novela El pianista del Gueto de Varsovia atrapa la hermosura altiva de la campiña polaca, magnificada gracias al formato panavisión. Menos agraciada es la insulsa y desafortunada música, que sorprende pueda venir de la batuta de quien ha orquestado Drácula (Francis Ford Coppola, 1992). Las interpretaciones -penoso doblaje-, el vestuario y la ambientación son un milagro, cosa casi habitual en Wajda. Para más detalles, compensa la visita a la web de la distribuidora www.glendorafilms.com

Causa pena haber leído en la revista de cine más vendida en España que «lo peor de esta película es que le ha gustado al Papa». Wajda, que recibió ese año el Oscar honorario por su carrera, fue en 1999 a pasarle su película a un compatriota llamado Karol Wojtyla. Juan Pablo II, que puso en escena -clandestinamente y jugándose la vida- el poema de Mickiewicz durante la ocupación nazi, gustó de la película y se conmovió con las secuencias estremecedoras del perdón intercambiado entre dos nobles enzarzados en una disputa cerril y duradera. ¿Tiene eso algo de malo?

Ficha Técnica

  • Argumento: Poema de Adam Mickiewicz
  • Guión adaptado: Andrzej Wajda, Jan Nowina, Piotr Weresniak
  • Fotografía: Pawel Edelman
  • Música: Wojciech Kilar
  • Montaje: Wanda Zeman
  • País: Polonia-Francia  
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