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Para que no me olvides

No acaba de funcionar este melodrama con un guión artificioso, tan ocupado en el vigor dramático-emotivo-nostálgico de las situaciones que descuida la consistencia de los personajes

Para que no me olvides (Patricia Ferreira)

Para que no me olvides: Rigideces

En Para que no me olvides, Irene vive con su hijo David y con su pa­dre Mateo, un anciano sentencioso que siendo niño perdió trágicamente a su familia en la Guerra Civil. La relación afectiva de David con Clara, cajera de un hiper, no sienta bien a la madre.

Con este punto de partida afronta su tercera película Patricia Ferreira, que escribe el guión con Virginia Yagüe. “Cuando empezamos a escribir el guión sólo sabíamos que queríamos hacer una película sobre la muerte, que terminó por convertirse en una historia sobre la fuerza de la vida. Ahora sé que la hicimos para todos los que han muerto y no querían que les olvidáramos, para que se escriban libros y se hagan películas que los man­tengan vivos”, señala Ferreira en las notas de producción.

Esas palabras dan una pista para entender los motivos por los que este melodrama no funciona. Hay defectos evidentes en la realización (los insistentes movimientos de cámara son difíciles de comprender y contribuyen a un énfasis que daña a la película) y en la posproducción (la atronadora e inoportuna mú­sica clásica) que subrayan las carencias de un guión artificioso, tan ocupado en el vigor dramático-emotivo-nostálgico de las situaciones que descuida la consistencia de los personajes atrapados en una red de tópicos que quiere embolsar demasiados peces a la vez.


Los actores no pueden estar bien porque hay demasiado efectismo en su recorrido, jalonado de discursos huecos y ademanes rimbombantes. Ferreira mostró mucho mayor soltura adaptando a la pantalla textos ajenos.

Ficha Técnica

  • Fotografía: John Seale
  • Montaje: Carmen Frías
  • Vestuario: Bina Daigeler
  • País: España
  • Año: 2005
  • Distribuidora: Alta
  • Estreno en España: 18.02.2005
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