Pequeñas mentiras para estar juntos: Viaje a ninguna parte

Pequeñas mentiras para estar juntos| Secuela de una película de hace ocho años. Mucha cara conocida del cine francés en una película ridícula e interminable.

Hay películas que causan vergüenza ajena. Y Pequeñas mentiras para estar juntos es el caso.

Tienes amigos que te dicen que el cine francés es magnífico y el español lamentable. Y, tú, con una sonrisa amable y guasona, preguntas: “¿Cuántas películas francesas has visto este año?” Respuesta: Dos. “¿Y españolas?”. “Una”. Y repones: “no hay más preguntas, señoría…

El buen cine francés tiene melodramas familiares notables y sobresalientes. Los tiene aprobados. Y hay cosas patéticas. La de Canet es una película tan falsa, ridícula, espantosamente oportunista y sensiblera que después de verla, una cosita rutinaria de Woody Allen que pusieron a continuación parecía enorme.

La estrategia de hacer continuaciones no es solo americana. Y la película de Canet sigue con una historia de un grupo de amigos que se dejaba ver pero era larguísima. Llevó a cinco millones de franceses al cine. La secuela de 135 minutos te provoca dislocación de muñeca y cuello de tanto mirar el reloj para ver el tiempo que falta para que acabe semejante estupidez.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Christophe Offestein
  • Montaje: Hervé de Luze
  • Duración: 135 min.
  • Público adecuado: +18 años (XD)
  • Distribuidora: A Contracorriente
  • Francia (Nous finirons ensemble), 2019
  • Estreno: 8.11.2019
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