Petite maman

Petite maman: Inocencia y ternura

· Crítica de Petite maman | Estreno 29 de octubre de 2021.
· Hay mucha ternura y poesía en esta película que, sin embargo, está realizada con cinco actores, un par de localizaciones y una cámara.

La historia comienza con Nelly, de ocho años, despidiéndose de los ancianos de la residencia donde acaba de fallecer su abuela. Está claro que la visitaba a menudo porque todos la conocen y ella los conoce a todos. De inmediato va con sus padres a limpiar la casa de campo de la difunta, donde Marion, la madre de Nelly, pasó su infancia. La pequeña busca los lugares y objetos de los que le había hablado su madre. Un día, sin advertir, Marion se marcha. Nelly se queda con su padre. Mientras juega fuera de la casa, conoce a Marion, una niña de su edad, que se le parece mucho.

Petite maman resulta una muy agradable sorpresa. Se trata de una pequeña gran película, sencilla, encantadora, mágica. Y viene de la mano de Céline Sciamma (Retrato de una mujer en llamas, Tomboy), películas de un tono muy diferente.

Petite maman habla de la infancia, la inocencia, la familia. Hay mucha ternura y poesía en esta película que, sin embargo, está realizada con cinco actores, un par de localizaciones y una cámara. Y solo dura 72 minutos. Conviene decir que además del oficio y de un guion bien cerrado, la directora ha contado con Claire Mathon para la fotografía, y con dos niñas extraordinarias en los papeles protagonistas, las hermanas Josephine y Gabrielle Sanz, fotogénicas, parecidas, y modelos de naturalidad. Tal vez para ellas actuar en esta película no ha sido más que otro de sus juegos. Sin quitar mérito a Stéphane Varupenne y Nina Meurisse, en los papeles del padre y la madre, las pequeñas llevan la película en volandas, jugando.