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Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo

Verbinski-Bruckheimer salieron airosos de la segunda parte pero no se puede decir lo mismo de esta tercera que, si no acaba en un absoluto naufragio, es por un apañado final

Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo (2007)

Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo

Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo | Ni una palabra del argumento. En primer lugar, porque es lo de menos, en segundo, porque con tanta traición pirata cruzada cuesta un poco seguir la trama y en tercer y principal lugar porque podría dar pistas sobre la gran incógnita: ¿Habrá boda? Y si la hay, ¿quién se casa? En definitiva, como para escribir unos cuantos titulares resulta muy socorrido que una película reviente las taquillas, no seré yo la que desvele secretos inconfesables y desanime a algún seguidor de la saga y potencial comprador de entrada.

El éxito de los primeros Piratas llevó al tandem VerbinskiBruckheimer a alargar el triunfo y convertirlo en trilogía. Salieron airosos de la segunda parte pero no se puede decir lo mismo de esta tercera que, si no acaba en un absoluto naufragio, es por un apañado final que mitiga el intenso aburrimiento que invade al espectador durante las dos primeras horas. A la película le cuesta sangre arrancar. En el primer tramo -y no hablamos de minutos porque todo en esta saga es muy largo- parece que se nos quiere recordar que el origen de Piratas es una atracción de feria y, de hecho, el espectador tiene la sensación de ir pasando de la casa del terror a la montaña rusa o a la lanzadera. Todo muy espectacular -como el barco despeñado por la impresionante catarata- pero también muy artificial. Tras 40 apabullantes minutos de atracciones aparece, por fin, Jack Sparrow, en medio de una larguísima secuencia con poca gracia. Después pasan muchas cosas, que quizás debería esforzarme en recordar, y llega el final donde afortunadamente la cinta recoge el testigo de lo mejor de las dos entregas anteriores; acción, humor (una de las grandes pérdidas de esta tercera parte, mucho más negra), peleas bien coreografiadas y un montaje ágil.

En el capítulo interpretativo se nota también la escasez de la historia: si en la segunda parte Johnny Depp se quedaba solo (ni Bloom ni Keira eran competencia) y campaba por sus respetos, ahora tiene enfrente a un sensacional Geoffrey Rush. La cosa -insisto, con un poco de historia- hubiera dado para un buen duelo interpretativo. Algo de eso hay, pero muy escaso.


En definitiva, y si quieren un consejo, vayan cargados de palomitas y una pequeña almohada para el principio, disfruten del final y, a no ser que les apasione la banda sonora, no se queden a la susodicha escena de después de los créditos: es un fotograma de Titanic.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Pirates of the Caribbean: At World’s End, 2007)
  • Dariusz Wolski
  • Stephen E. Rivkin, Craig Wood
  • Hans Zimmer
  • Buena Vista
  • 168 minutos
  • Jóvenes
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