Power Rangers

Power Rangers: A metamorfosearse

· En 1995, la primera película de los Power Rangers funcionó bien, aunque técnicamente apenas superaba el nivel de la serie televisiva.

En la era de los dinosaurios el bien y el mal libraron una épica batalla, los protagonistas eran extraterrestres, la batalla decidiría el destino del universo al completo… en nuestra era, y nada menos que en Angel Grove (como quien dice una minúscula localidad del quinto pino), cinco adolescentes con problemas (Jason, Billy, Kimberly, Zack y Trini), lo peor de cada casa, encuentran una nave alienígena y unos medallones de colores que les confieren superpoderes; en realidad, les convierte en los sucesores de aquellos primeros Power Rangers que se inmolaron por defender a la humanidad. Mientras los Power Rangers renacen de sus cenizas, también reaparece su archi enemiga, Rita Repulsa, decidida a destruir el mundo y dominar la galaxia.

Hace más de treinta años la serie de televisión Power Rangers causó furor; por alguna razón misteriosa todavía no identificada ganó el favor del  público que disfrutaba con unos efectos de ínfima categoría y unas peleas elementales. Al público le bastaba que los adolescentes se reunieran para combatir el mal al grito de «A metamorfosearse». En 1995, la primera película de los Power Rangers funcionó bien, aunque técnicamente apenas superaba el nivel de la serie televisiva. La nueva película se sitúa en la línea de lanzamiento de viejas historias, con un toque nostálgico, para que un público mayor se anime a llevar a sus hijos a ver a sus viejos amados héroes.

Este nuevo Power Rangers viene de la mano de Dean Israelite (Project Almanac). Israelite sigue el canónico sendero de la formación de un equipo (de marginales), presenta a sus jóvenes protagonistas sin prisa -es lo mejor de la cinta-, descubre a un líder y una misión. Las imágenes son eficaces, y cuenta con un buen diseño de producción y unos efectos especiales adecuados; estos Rangers tienen, por primera vez, el empaque que necesitan. Lamentablemente, la historia es la misma de siempre y la ingenuidad de la trama -incluidos los villanos- es de tal calibre que la obra al completo chirría, salvo que se dirija exclusivamente a un público menor de doce años. La única salvedad resulta grotesca cuando sugieren, tan solo sugieren, que uno de los Rangers habría salido del armario.

Para jóvenes y nostálgicos.