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Próxima parada Wonderland

Anderson y Lyn Vaus hilvanan un guión que se adapta a la vocación independiente de la película

Próxima parada Wonderland

Próxima parada Wonderland: Un tren hacia el país de las maravillas

Aunque no haya apresurados conejos con relojes, ni una pequeña y extraviada niña rubia, ni gatos de Cheshire, y tampoco griten las reinas de corazones, sí encontraremos en este nuevo filme de Brad Anderson (The Darien Gap) el cuento de otra no tan pequeña niña rubia maltratada por el desamor y que busca, desorientada e inquieta, a través de espejos y reflejos humanos, solamente un maravilloso trocito de coherente ventura.

Anderson y Lyn Vaus hilvanan un guión que se adapta a la vocación independiente de la película. Por su parte, Hope Davis representa a una desconcertada enfermera que tras terminar dolorosamente su relación con un activista ecológico, encarnado con ingenio por Philip Seymour Hoffman, emprende, sin querer y auspiciada por las inclinaciones celestinas de su madre, un tortuoso camino en búsqueda del destino. Las historias paralelas de los protagonistas hacen que el argumento se empape de flirteos entre la casualidad y la providencia, provocando que por momentos nos acordemos de Los amantes del círculo polar, de Medem, o de Dos vidas en un instante, de Peter Hawitt.

Por otro lado, en el relato no hallaremos sonrisas de animales fantásticos escondidos en los arbustos, pero sí la metafórica figura de un pez globo que, como los humanos, se infla para salvaguardarse de sus depredadores. Una idea latente en el metraje que se mezcla inteligentemente con diálogos chispeantes (sobre todo los que se suceden en las citas a semiciegas a través de un anuncio en el periódico).

El director de Próxima parada Wonderland se deja impregnar por la visión fílmica de uno de los grandes referentes indies actuales, Woody Allen. Lo vemos así en el manejo de la cámara, en el uso de la palabra y en el planteamiento de una de sus temáticas preferidas: un retrato de esas difíciles, desbarradas y, tantas veces, contradictorias relaciones afectivas humanas contemporáneas. No obstante, es cierto que Anderson rebaja el índice de causticidad y pesimismo, suplantándolo, sin grandes pretensiones, por irónicas, amables y esperanzadoras intenciones.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Next Stop Wonderland, 1998)
  • Fotografía: Uta Briesewitz
  • Música: Claudio Ragazzi

 

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