Quiero ser como Beckham: Un golazo, sí señor…

Después de ser acogida de manera bastante favorable en el Reino Unido, se estrena en el continente esta película de Gurinder Chadha, directora de origen indio nacida en Kenya y emigrada posteriormente a Inglaterra. Chadha, que trabajó como corresponsal y documentalista para la BBC, se apoya en un guión muy sólido de que cuenta las peripecias deParminder -que prefiere llamarse Jess– una chica india de 17 años, que vive con su familia en Londres, cerca del aeropuerto de Heathrow, donde su padre trabaja. La madre y la hermana mayor están muy agitadas traginando los preparativos de una boda inminente, que se celebrará según el complejo y colorista rito tradicional. Jess, recién terminado el bachillerato, va a ir a la universidad, el Derecho le espera, pero hay un sueño hecho póster sobre su cama que no deja de interpelarle: David Beckham, el jugador del Manchester, la gran figura del fútbol inglés.

Quiero ser como Beckham es una película coral, inscrita en la corriente de vitalismo optimista que han abierto algunas películas de realizadores indios (La boda del monzón, East is east), y también varias comedias británicas con trasfondo social (Billy Elliot, Tocando al viento, Full monty). En este caso, el espectador asiste a 90 -hay 20 de relleno- minutos de naturalidad, sutileza, buen humor, fluidez narrativa, amenidad e inteligencia. Algún apunte sobre la homosexualidad suena a postizo y artificioso, como a querer contentar.

Los intérpretes aciertan con un tono contenido, que evita el exceso que hubiera llevado al terreno de la farsa, y posibilita la justa temperatura dramática en las variadas relaciones afectivas de la cinta, muy bien dibujadas. El acierto en el diseño de producción, la fotografía, el montaje y la música contribuyen al resultado final, un híbrido muy sabroso, una melodía plenamente europea especiada con arreglos orientales.

Películas pequeñas y modestas como la australiana La luna en directo o como esta divertida y entrañable historia de sueños e ilusiones vienen a demostrar que la fórmula clásica del viaje de héroe de andar por casa que lucha contra la adversidad sigue siendo atractiva y tiene la capacidad de seducir al espectador cansado de espectacularidad y deseoso de emociones de diario. Basta ver las notables La curva de la felicidad del francés Poirier -con un soberbio Sergi Lópezy Deliciosa Martha de la alemana Sandra Nettelbeck.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Jong Lin
  • Montaje: Justin Krish
  • Música: Graig Pruess
  • Año: 2002
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