Quiero ver

Quiero ver: Líbano, mon amour

Catherine Deneuve mira por la ventana de su habitación de hotel en Beirut y declara a su equipo «Je veux voir» (Quiero ver), no quiere estar cómodamente instalada en el norte del país, quiere ver el Líbano, quiere ver lo que hay (léase «cómo ha quedado el sur tras la respuesta israelí a los ataques de Hezbollah, en julio de 2006»). Ese es el pretexto de este casi-documental que muestra a ese icono del cine francés en compañía del actor libanés Rabih Mroué en un coche, recorriendo las carreteras del país en dirección sur. El paisaje es cada vez más desolador y más peligroso: quedan muchas minas, hay lugares a los que no tienen acceso.

Los realizadores libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige (A Perfect Day) han realizado un curioso road movie, en el que el objetivo más que los protagonistas, es el propio viaje; han querido mostrar lo que se ve por las ventanas del coche: ruinas y belleza. Los dos actores, casi sin guión, se interpretan a sí mismos, se muestran incómodos al principio, buscando temas de conversación, simpatizando al final. Esa evolución, buscada por los cineastas, es todo un símbolo de las posibilidades reales que existen a mayor escala… mensaje que lanzan a occidente. El resto consiste en transmitir belleza y emociones en medio de las ruinas.

Hay algunos momentos fascinantes: cuando están junto a un campo de minas, cuando visitan las ruinas del pueblo de Mroué y éste querría localizar la casa de su abuela, cuando esperan que soldados israelíes les dejen adentrarse en una región donde nadie había entrado desde la guerra, o cuando visitan los vertederos próximos al mar; hay una soberbia secuencia final, en la que Deneuve está obligada a presidir una mesa oficial, y busca con la mirada a su chófer.

Película testimonio, película comprometida, película bella, cierto, pero también película difícil de ver; en la que un espectador poco prevenido se encuentra mirando a un coche que avanza por la carretera sin que suceda nada. El espectador puede no se sentirse interpelado y la mirada de Catherine Deneuve puede no bastar para retenerle en la sala.