Red State: Cuidado con los predicadores que esconden una pistola

Travis, Jared y Billy Ray, adolescentes típicos de una película de Kevin Smith (obsesionados con el sexo), dedican los primeros minutos a aburrirnos con su sucia conversación, pero luego la cinta da un quiebro sorprendente y brutal; estos chicos habían concertado una cita con una señora, pero al llegar al lugar del encuentro resulta que la dama en cuestión era un señuelo y ellos las víctimas de un secuestro.

Debo reconocer que Kevin Smith, aunque no me suele gustar, tiene talento; pero está claro que casi siempre lo desaprovecha. Desde que la película Clerks (1994) lo lanzara a la fama, ha repetido historia y personajes hasta la saciedad, el eterno adolescente en la edad del pavo, que no llega a madurar aunque peine canas, o se quede calvo. Parte de su éxito tiene que ver con que él mismo parezca encarnar ese personaje. Su estilo salvaje e iconoclasta -que en cierto momento sabe a rancio- acabó siendo un lastre; y para colmo de males su mejor intento por crecer, Una chica de Jersey (2004), no tuvo éxito, de modo que se copió a sí mismo al rodar Clerks II (2006), y luego la serie de televisión Mallrats. Después ha seguido dando tumbos y probando, sin éxito, fórmulas que se adaptaran a su personalidad.

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Red State viene a ser un nuevo ensayo, sin duda interesante -obtuvo el premio a la mejor película y al mejor actor para Michael Parks en el Festival de Sitges de 2011-, sin duda también fallido, de Kevin Smith por encontrar una vía nueva para su cine. En realidad su planteamiento no ha variado, sigue contando con jóvenes hormonados y con un brote de violencia que sale de control; y el guión tiene unos parlamentos ingeniosos, bien articulados y falaces que llevan el sello indiscutible de su autor. La intención y la realización son otra cosa: en primer lugar, los lascivos jovenzuelos son secuestrados por unos fanáticos religiosos que disfrutan castigando al pecador «porque así lo manda la Biblia»; sabiendo que el director/guionista siempre está a la bronca con su iglesia parece que Smith emprende una fácil cruzada contra el fanatismo religioso de color cristiano.

Pero Smith dispara mucho más lejos, y acaba metiéndose con todo fanatismo religioso, político o económico, que lleve aparejado algo de violencia. Desgraciadamente para él, hábil en parodias, no llega más allá del primer mensaje, «atención a los cristianos fundamentalistas», porque es el más fácil de caricaturizar; la parte que le corresponde a John Goodman, enfrentarse a la policía, al FBI y a la CIA, es confusa.

Una curiosidad para los fans del autor de Clerks.

Michael Sparks.

▼ La confusa trama policial que protagoniza Goodman.

Ficha Técnica

  • Fotografía: David Klein
  • Montaje: Kevin Smith
  • Música: Varios
  • Duración: 88 min.
  • Público adecuado: +18 años (VD)
  • Distribuidora: Vértigo
  • EE.UU., 2011
  • Estreno: 22.6.2012
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.