Reminiscencia

Reminiscencia: Cine negro pasado por agua

· Crítica de Reminiscencia | Estreno 27 de agosto de 2021.
· Se pretende contar una historia de cine negro en clave posmoderna de máquinas que permiten adentrase en la mente para revivir el pasado.

Nick Bannister es un tipo que trabaja con una antigua compañera del ejército metiendo a gente en una máquina que ayuda a revivir a voluntad del cliente momentos del pasado. Estamos en Miami y hay mucha agua, porque se supone que el cambio climático ha desbordado el mar. Bannister, desencantado y sin horizonte, trabaja a la vez para la fiscalía del estado, interrogando a sospechosos.

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70 millones de dólares ha costado esta película que se ha pegado una galleta monumental en la taquilla norteamericana (2 millones en 3.000 pantallas). Escrita y dirigida por la debutante Lisa Joy, una de las creadoras de la serie Westworld, la cinta se estrenó a la vez en salas y en HBO+. Joy estudió en Harvard, fue juez y mas tarde trabajó en consultoría, antes de dedicarse al audiovisual.

La historia es un desastre de principio a fin, con una escritura de pésima calidad y una realización lastimosa. Se pretende contar una historia de cine negro en clave posmoderna de máquinas que permiten adentrase en la mente. Tenemos femme fatale, satén y miradas devoradoras, tormento y pasión, persecuciones y peleas, malvados criminales y turbios intereses en una ciudad decadente anegada por las aguas. Hay ecos de Minority Report, Matrix y media docena más de películas futuristas.

El tempo es moroso, pretendidamente trascendental y solemne. Todo es tan cursi, tan bobo y pomposo que da grima. Basta ver y oír el caótico arranque lleno de explicaciones en off del australiano Jackman en versión intensa con una música de pachanga para entender que Lisa Joy no tiene nada que contar y, lo que es peor, no tiene la menor idea de lo que es dirigir a unos actores o manejar una situación dramática con aplomo.

Hugh Jackman y Rebecca Ferguson intentan sacar a flote unos personajes grotescos y se ahogan. Da mucha pena ver a Thandie Newton. Entre los productores, Jonathan Nolan, marido de Joy. El montador es Mark Yoshikawa (sí, el estrecho colaborador de Malick) y la foto es del canadiense Paul Cameron (que firmó la excepcional foto de Collateral con Dion Beebe). El diseño de producción y el vestuario son tan ridículos, tan horteras, que cuesta entender que no hubiese un motín durante el rodaje.

Es una de esas películas en las que pasados 10 minutos sabes que todo lo que viene va a ser igual o peor. Y es peor.