Resistencia

Resistencia: Emboscados

Cualquier espectador -no digamos cualquier crítico de cine- que se enfrente a una película sobre la II Guerra Mundial se puede plantear que, si no es para contar mejor lo que ya ha sido muy bien filmado, quizás no merezca la pena rodar material nuevo.

Consciente de ello, Edward Zwick (Chicago, 1952) ha decidido construir, a través del relato real de un grupo de judíos que en 1941 resistieron en un bosque la embestida alemana, un interesante ensayo sobre la resistencia humana. Un ensayo en cierto modo universal, porque de lo que habla la película -con la guerra como fondo- es de la capacidad del hombre de sufrir hambre, sed, soledad, desesperación y de superar ese sufrimiento por la dignidad, la generosidad y el amor.

Hay en Resistencia un cierto tono clásico -sólo roto por el expresivo montaje de algunas escenas de ataques- tanto en el tratamiento de la historia como en su desarrollo dramático. El guión se basa en un libro de la historiadora judía Nechama Tec en el que, a través de numerosos testimonios, relataba la hazaña de los hermanos Bielski, que acabaron formando uno de los grupos de partisanos judíos más conocidos.

Como en un buen clásico ruso, la cinta primero presenta a los personajes para después irlos desarrollando a través de unas líneas de diálogo impecables. En este sentido, es interesantísimo ver la evolución del personaje que interpreta Daniel Craig -que vuelve a demostrar en un papel, en las antípodas del inexpresivo Bond, el gran actor que es- y su duelo -más psicológico que físico- con un también convincente Liev Schreiber. Además, Zwick ha contado en la fotografía y la música con la experta mano de dos profesionales de gran prestigio, Eduardo Serra y James Newton Howard.

Habrá quien encuentre grandilocuente el tono de algunas escenas o eche de menos una acción que sólo aparece en contadísimas escenas. El que busque complejos retratos humanos de gente zarandeada por la guerra no quedará defraudado.