Retratos de familia

Retratos de familia: La filipina y el niño

Retratos de familia | Singapur, años noventa, en plena crisis económica. La familia Lim representa a la clase media alta, marido y mujer trabajan, a la vez que temen el despido. Los Lim tienen un hijo de diez años llamado Jiale; es un chico inteligente e insoportable, estudia en un colegio bien. La señora Lim está esperando su segundo hijo de modo que contratan a una filipina, Teresa, para que se ocupe de Jiale, y de paso ayude con otras tareas domésticas. La presencia de Teresa pondrá al descubierto tensiones que los Lim habían intentado -erróneamente- ignorar; y ella misma hará frente a una situación difícil a base de corazón y fe.

Notable la opera prima de Chen, comienza como una nueva versión del niño inaguantable que termina seducido por el candor -y aguante- del adulto que se ocupa de él; pero gradualmente va a más y aborda otros problemas de calado: quién se ocupa del niño; la comunicación en la pareja, pequeñas envidias y celos, guardar las apariencias cuando la crisis golpea, la inmigración con su cortejo de explotación, clasismo y xenofobia… Chen hace, como quien no quiere la cosa, gracias a sus dotes de observador y su cámara, un retrato que es un auténtico análisis de la sociedad, a la vez que invita a reflexionar sobre las elecciones que se toman.

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El relato es fluido, sin alardes ni estridencias, sin concesiones melodramáticas -y sobran las oportunidades-, por lo que la cinta es realmente fría. Los actores, por su parte, están muy bien dirigidos y, al final, llegan a resultar entrañables. El gesto final del niño, un poema.