Rounders

Buena muestra del cine negro actual, que retoma del clásico los ambientes enrarecidos y los personajes con vocación de fracasados

Rounders

Rounders: Al borde del precipicio

Historia al borde del precipicio. Donde habitan los perdedores. Rounders va de cartas, largas partidas, grandes apuestas y de mayores deudas. Matt Damon interpreta a un joven universitario que se paga los estudios jugando al póker. Tras un revés decide abandonar el juego, pero el juego no parece querer abandonarle a él.

Buena muestra del cine negro actual, que retoma del clásico los ambientes enrarecidos y los personajes con vocación de fracasados. Es un retrato amargo del lado oscuro del sueño americano. Un viaje por los más impresentables garitos de Nueva York, donde ya nadie fuma pero tampoco te encuentras a Gilda cantando Put the blame, sino a matones de tres al cuarto y a pobres chicas de alterne.

El guión parece escrito por verdaderos tahures. Y uno, que a lo más que llega de vez en cuando es a jugar una partida al parchís, no puede sino asombrarse ante las técnicas, las trampas y los trucos que utilizan los protagonistas, cuya existencia parece consistir únicamente en dar una nueva vuelta de tuerca a la suerte.

El director, John Dahl, rescata así un género que fluye no con demasiada frecuencia, y que ha alumbrado estimables películas como El Buscavidas, Casino o El color del dinero.

Un Matt Damon camino de convertirse en una gran estrella carga de matices su notable interpretación de un buen chico metido en un mundo turbio. Con una sonrisa que va de lado a lado de la pantalla y una probada naturalidad, se está haciendo con más de un papel que iba dirigido a Brad Pitt o Leonardo di Caprio.

No le quedan a la zaga el resto de actores, empezando por un Edward Norton, compañero de correrías de Matt, y al que roba más de una escena. Las apariciones de John Turturro, John Malkovich y Martin Landau saben a poco, pero demuestran que no hay papel pequeño, sino buenos o malos actores.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 1998
  • Fotografía: Jean Yves Escoffier
  • Música: Christopher Young

 

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