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Ruben Brandt, coleccionista

Extraordinario viaje por el mundo del arte, en el que deliberadamente se han borrado las líneas del tiempo y los personajes -el espectador- es contemporáneo de todas las tendencias

Ruben Brandt, coleccionista (2018)

Ruben Brandt, coleccionista: Arte animado

· Ruben Brandt, coleccionista es la primera película de Milorad Krstic; sin duda el carácter novel de la empresa le ha permitido expresarse a sus anchas y no tener miedo a lo que habría sido considerado excesivo en cualquier otro director o estudio.

La historia comienza con un robo en un museo; una misteriosa mujer se ha llevado una Cleopatra del Louvre. Tras una larga y complicada persecución, ella misma pide plaza en el asilo mental del doctor Brandt para ser curada de su cleptomanía. Brandt trata a sus enfermos, ladrones todos ellos, a través del arte. Más adelante veremos que el propio doctor Brandt sufre horribles pesadillas relacionadas con cuadros famosos; sus pacientes, para ayudarle, le consiguen los cuadros que le obsesionan.

La historia es relativamente simple y es puro Alfred Hitchcock -a quien vemos, discretamente, en diversas ocasiones-, ya sea Atrapa a un ladrón, Marnie la ladrona o cualquier otro título que se le pueda ocurrir: robos de lujo, persecuciones alocadas entre gente «glamurosa», hay problemas de salud mental, y también hay la inevitable madre posesiva y controladora de su niño que es un adulto. También tiene el tono desenfadado de esas obras del maestro británico. Lo que importa de verdad es la estética, y no solo en lo que se refiere a los cuadros que obsesionan a Ruben, toda la película es un cuadro vivo, cada fotograma es un momumento. Vayamos por partes.


Ruben Brandt, coleccionista es la primera película de Milorad Krstic; aparte de un corto de animación realizado hace 25 años, sin duda el carácter novel de la empresa le ha permitido expresarse a sus anchas y no tener miedo a lo que habría sido considerado imposible o excesivo en cualquier otro director o estudio: la animación mezcla el dibujo a mano y el ordenador, el diseño es personalísimo; la estética, delirante, como si el guion literario hubiera acabado en las manos de Picasso; y siempre resulta un placer contemplarlo. Los personajes suelen tener tres o cuatro ojos, muchos tienen dos caras; los fondos, los paisajes por los que se mueven, sugieren Monet, o Gauguin, o incluso ciudades modernas de Chirico.

Ruben Brandt, coleccionista es un extraordinario viaje por el mundo del arte, en el que deliberadamente se han borrado las líneas del tiempo y los personajes -el espectador- es contemporáneo de todas las tendencias. Warhol, Velázquez, Gauguin, Roy Lichtenstein y tantos otros; al igual que la acción se traslada de París a Venecia, Roma, Chicago, Nueva York, Tokio… Completa el cuadro, es una expresión, no un chiste, una banda sonora apabullante, obra de Tibor Cári, que sigue el manual de la buena utilización de una banda sonora en el cine, especialmente en el de animación.

Una aventura hechicera, especialmente indicada para cualquiera interesado en cualquier arte. Una de las mejores películas de animación europea de los últimos años.

Ficha Técnica

  • Montaje: M. Krstic, Marcell Laszlo, Danijel Milosevic, László Wimmer
  • Música: Tibor Cári
  • Voces originales: Iván Kamarás, Gabriella Hámori, Zalán Makranczi, Csaba Márton
  • Duración: 96 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Distribuidora: El Sur
  • Hungría (Ruben Brandt, Collector), 2018
  • Estreno: 10.5.2019
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.
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