Saint Laurent

Una cinta moralista cuya puesta en escena es coherentemente espartana. No estamos ante un espectáculo de época

Saint Laurent (2014)

Saint Laurent: A la moda

Últimamente se han estrenado varios largometrajes ambientados en el mundo de la pasarela: documentales acerca de Anne Wintour o Carine Roitfeld, ficciones alrededor de Coco Chanel o Edie Sedgwick.

La moda vende y era inevitable que Yves Saint Laurent tuviera un biopic. Los franceses, ejemplares hagiógrafos de sus hombres ilustres, nos han servido dos.

Éste, el segundo en aparecer, viene rodeado de la aureola de la polémica. Bergé, el socio capitalista y otrora pareja de Saint Laurent, no lo ha autorizado. Sin embargo, aparentemente, hay poco escándalo en el tercer filme de Bonello y sí mucha frialdad controlada.


Ayudado por el guionista habitual de Jacques Audiard, el director ha decidido centrarse sólo en un periodo de la vida del modisto (1965-1976), aquel que podía ser más interesante, ahorrándonos la clásica retahíla familiar y formativa. Entramos en el meollo de la historia: conocemos a un Saint Laurent en plena maestría, un genio creador que domina los secretos del estilo y la elegancia, también un hombre débil lleno de rincones oscuros. Como nos comentó el director en Cannes, la película tiene una estructura dual, bascula en su relato entre la belleza y la sombra.

Más allá del puro biopic, el director ha querido vaciar una época que fue dorada para las artes y las letras nacionales. Fueron los años de la Nouvelle Vague y Mayo del 68. Una efervescencia moral y política, un sueño que devino en pesadilla cuando algunos de sus protagonistas desencantados con la utopía abrazaron los paraísos artificiales del sexo y las drogas.

Un espectador avezado descubrirá sin mucho esfuerzo cuál es el juicio de los cineastas, según ellos Saint Laurent eligió la sombra. El relato de las perversiones del modisto no es complaciente. La sordidez de sus correrías con el faústico de Bascher -interpretado con convicción por Louis Garrel– no es una celebración. Parece como si Bonello tomara una prudente distancia con una generación talentosa pero ahogada en el exceso.

Una cinta moralista cuya puesta en escena es coherentemente espartana. Apenas hay movimientos de cámara excéntricos o supérfluos, el diseño artístico es fiel pero esencialista. No estamos ante un espectáculo de época. Se trata de una autopsia.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Josée Deshaies
  • Montaje: Fabrice Rouaud
  • Música: Bertrand Bonello
  • Duración: 150 min.
  • Público adecuado: +18 años (X)
  • Distribuidora: Orange
  • Francia, 2014
  • Estreno: 10.11.2014
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