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Salvando las distancias

Dos buenos actores se meten en una película absurda, una zafia y absurda historieta

Salvando las distancias (Nanette Burstein, 2010)

Salvando las distancias: Vaya par de dos

Salvando las distancias | Es triste que dos actores de talento como Barrymore (Qué les pasa a los hombres) y Long (Arrástrame al infierno) puedan prestarse a interpretar este despropósito zafio y ramplón.

La historia de amor (bueno, amor no hay, sólo sexo y la música a todo volumen) entre una periodista y un ejecutivo de un sello discográfico juega la carta de la distancia, ella en Stanford, él en Nueva York.

La historia es muy poca cosa, pero podría haber funcionado un poquito, con un gramo de ingenio y algo de personalidad para no imitar lo peor de directores mediocres, que preferimos dejar en el anonimato pero que se te vienen a la cabeza en cada secuencia patética de esta película patética.


A la directora (Burnstein se llama) se le quema el guión (Latulippe es el primerizo escritor) y la película se queda sin bombilla: es una lámpara hortera, inútil, que no sirve más que para dejar en penumbra una serie interminable de situaciones de pésimo gusto, algunas francamente repulsivas.

Sinopsis

Erin (Barrymore) y Garrett (Long) son dos jóvenes que tienen una aventura de verano y caen enamorados, pero ninguno de los dos cree que vaya a durar con la llegada del otoño y el regreso a San Francisco (ella) y Nueva York (él). Sin embargo, ambos deciden intentar mantener una relación a distancia, aunque vivan en ciudades que se encuentran tan alejadas entre sí.


¿Hay alguien?

La cutrez del guión.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Going the Distance, 2010)
  • Eric Steelberg
  • Peter Teschner
  • Mychael Danna
  • Warner
  • 109 minutos
  • Mayores de 18 años (sexo crudo, lenguaje crudo, tipo de humor)
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