Salvoconducto

La calidad técnica y artística de Tavernier vuelve a rayar la perfección, con secuencias de un gran poderío narrativo

Salvoconducto, de Bertrand Tavernier

Salvoconducto: Monumental película

Salvoconducto | Para sopesar esta monumental película de Tavernier es muy conveniente repasar la historia de la Francia ocupada durante la II GM, y en particular las peripecias del cine galo durante esa difícil tesitura. Continental Films, la productora alemana dirigida por el Doctor Greven -nombrado por Goebbels-, que produce películas en Francia 1940, es un reflejo del dilema al que se enfrentan todos los franceses: ¿es posible seguir trabajando como si no hubiese cambiado nada, «entre los dientes del lobo, donde no te puede morder?» ¿O hay que negarse a colaborar y abandonar el país?

Tavernier ha bebido de las memorias de dos cineastas franceses que adoptaron distintas posturas ante el dilema descrito. El primero, Jean Devaivre (un fantástico Jacques Gamblin), ayudante de dirección, se incorpora a la Continental, mientras es miembro activo de la Resistencia. El otro, Jean Aurenche (Denis Podalydès) es un bohemio guionista con alma de poeta que lucha por rechazar las ofertas de trabajo de los alemanes. Alrededor de estos dos hombres, decenas de personajes, sumisos y rebeldes, hacen películas y viven la guerra a su manera.

Gran diseño de producción

La calidad técnica y artística de Tavernier vuelve a rayar la perfección, con secuencias (el bombardeo del Maternal, el accidentado vuelo a Inglaterra, los rodajes) de un poderío narrativo que el cine norteamericano consigue muy de tarde en tarde. Algún día se estudiará el excepcional diseño de producción de Salvoconducto. Tavernier ha optado por un metraje desmesurado (tres horas) y demasiadas tramas que se revuelven contra la solidez de una película que debía haber sido más sintética y menos reiterativa. Con todo, es inevitable rendirse ante la maestría del director de Hoy empieza todo (su obra más acabada y conmovedora). El reparto brilla a gran altura, gracias a los vivísimos diálogos escrito por Jean Cosmos, que sabe urdir situaciones enormemente conmovedoras que escapan siempre de la linealidad, la vulgaridad o la sensiblería.

Salvoconducto, de Bertrand Tavernier

La película ha dividido a la crítica francesa, como ya ocurrió con La inglesa y el duque, sublime película de otro cahierista, Eric Rohmer (Cuento de otoño). Un sector no le ha perdonado a Tavernier su voluntad de rodar sin prejuicios, el otro de lo ha agradecido. Me hizo gracia el comentario de un colega: si los cineastas españoles tratasen su guerra civil con la inteligencia de Tavernier, tendríamos inteligencia para llenar los trenes de la Renfe y varios aviones de Iberia.

Como señala Tavernier en una interesante entrevista (ver www.filasiete.com) citando a Manet «llega un momento en que tienes que mandar la modelo a casa». Esa, ni más ni menos, es la clave de Salvoconducto.

Ficha Técnica

  • Argumento: Inspirado en las memorias de Jean Aurenche y de Jean Devaivre
  • Fotografía: Alain Choquart
  • Diseño de Producción: Emile Ghigo
  • Montaje: Sophie Brunet
  • País: Francia
  • Estreno en España: 27 Septiembre 2002
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