Sansón

Sansón: El secreto de la fuerza

· Esta nueva versión de Sansón tiene de positivo su sincero deseo de contar la historia a un público moderno, que tal vez no la conozca y no comparta la fe de sus predecesores.

Sansón, si recuerdan algunos capítulos de la historia sagrada, fue uno de los jueces del pueblo de Israel. Los jueces aparecieron después de que los israelitas se asentaran en la tierra prometida; cuando el pueblo era infiel a Dios, sus enemigos lo sometían. Cuando el pueblo arrepentido volvía al verdadero culto, Dios les enviaba un juez para rescatarlos de la opresión. Sansón era robusto y tenía una gran melena, no parece que tuviera una gran inteligencia. Derrotó a los filisteos en varias ocasiones y se dejó engañar otras tantas. Reveló a la seductora Dalila, filistea, el secreto de su fuerza, y así pudo ser derrotado. Arrepentido recuperó su melena y poder, y logró acabar con sus enemigos al precio de su vida. Esta historia ha sido filmada en diversas ocasiones, se recuerda especialmente bien la versión de Cecil B. DeMille (1949), cuando Hollywood rodó numerosos capítulos de la Biblia con un estilo peculiar lleno de ingenuidad, pero también de fuerza y auténtico sentido del drama, pecado y salvación, que tenía el texto sagrado.

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La nueva versión tiene de positivo su sincero deseo de contar la historia a un público moderno, que tal vez no la conozca y no comparta la fe de sus predecesores; de ahí que el guion se tome algunas licencias que pueden llamar la atención a quien conoce la historia, pero que pueden parecer muy lógicas a neófitos.

Pero está claro que la productora ha realizado esta cinta, a todas luces épica y grandiosa, con un presupuesto mínimo; ese tipo de hazaña solo funciona con gran imaginación, con un gran guion y/o un grandísimo director. Bruce Macdonald, dicho sea con todo respeto, no es Cecil B. DeMille; el guion es plano y el reparto peca de ingenuo, exagerando los rasgos de su personaje.

La productora de El caso de Cristo, película bastante interesante y bien llevada, quiere acercar al gran público los temas religiosos de siempre, es una idea encomiable; pero me temo que no han acertado en la puesta en escena. Queda como una moderna ilustración de un relato bíblico destinado a un público bien predispuesto.