Scott Pilgrim contra el mundo: Sexo, memeces y películas de culto

Scott Pilgrim contra el mundo | «Scott Pilgrim nunca ha tenido problemas para echarse novia. Las dificultades aparecen cuando quiere cortar. Mientras intenta deshacerse de la última conquista, Ramona irrumpe en su vida, pero no tarda en descubrir que la mujer deseada arrastra un bagaje nada tranquilizador: sus ex controlan su vida amorosa y están dispuestos a hacer lo que sea para eliminar la competencia. Scott se acerca cada vez más a Ramona, pero debe enfrentarse a los hombres de su pasado, que van desde un peligroso patinador, pasando por una estrella del rock vegetariana, hasta dos pavorosos gemelos. Si quiere hacerse con su corazón, deberá superarlos a todos».

Con un argumento así, procedente de otra (sí, otra más) adaptación de una novela gráfica al cine, el director de Arma fatal y Zombies Party compone un relato plano y tremendamente aburrido, donde todo resulta muy visto y muy oído, con la imagen de una juventud devorada por la estupidez supina y una inmadurez olímpica; con su grupo de rock, su concursito, fiestukis, adolescente oriental precoz, etc., etc., etc.

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Como, a pesar de una aparente y epidérmica originalidad, hay poquísimo que contar, el metraje se infla con un surtido de artes marciales, su musiquita rockera, un sinfín de diálogos verborreicos con el protagonista de Juno superando el récord mundial de la memez, todo con el consabido diseño de producción comiquero, efectos digitales a tutiplén y una inercia monstruosa, también en la fotografía de Bill «Matrix» Pope.

El lema promocional lo dice casi todo de esta película con menos sorpresas que la carretera de La Coruña en viernes por la tarde: «Consigue a la tía buena. Derrota a sus ex. Dale al amor donde más le duela». Qué pereza, qué pobreza de ideas. Es como ese sinfín de alumnos que, año tras año, no dejan de venir a proponerte un trabajo de fin de carrera sobre Quentin Tarantino y te lo dicen con cara de ser originales y rompedores hasta límites insospechados y de esperar que el profe se lleve la mano al corazón, dañado ante la osadía de la propuesta. Como si el cine empezara y acabara en cuatro peliculitas inanes como ésta, que podría llamarse Peregrino a Memolandia. Cine de culto, sí, de culto a la nadería.

La música suena bien.

Esos aires de cult movie.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Bill Pope
  • Montaje: Jonathan Amos, Paul Machliss
  • Música: Nigel Godrich
  • Duración: 112 min.
  • Público adecuado: +18 años (VXD)
  • Distribuidora: Universal
  • EE.UU. (Scott Pilgrim vs. the World), 2010
  • Estreno: 12.11.2010
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