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Secretos de Estado

Hood consigue un relato sencillo y cotidiano, que escapa de la espectacularidad mitificadora para presentar el dilema moral de una persona que no quiere colaborar con mentiras

· El medido trabajo de Keira Knightley, a juego con una realización sobria de Hood, impiden que los tópicos se apoderen de una película que podría haber sido otra simplificación populachera.

Secretos de Estado: La Guerra del Golfo y las golferías

Una empleada de los servicios de inteligencia británicos. Escucha y transcribe conversaciones gracias a sus conocimientos de lenguas extranjeras. Próxima la Guerra del Golfo en 2003, se da cuenta de que se están haciendo golferías entre el gobierno británico y el estadounidense para hacer creer la existencia de armas de destrucción masiva como argumento para invadir Irak, con el apoyo de la ONU. Consciente de que puede cometer un delito de revelación de secretos, se enfrenta a un dilema.

Nada de lo que plantea esta película es novedoso ni especialmente estimulante desde el punto de vista narrativo, pero funciona sin manipulaciones, ni simplificaciones maniqueas, aunque hay que reconocer que hay algunos brochazos. Con habilidad, el sudafricano Gavin Hood (Tsotsi, Espías desde el cielo) consigue un relato sencillo y cotidiano, pegado al terreno, que escapa de la espectacularidad mitificadora para presentar el dilema moral de una persona que no quiere colaborar con mentiras y medidas gubernamentales apoyadas en mentiras. El guion sabe mostrar las consecuencias de un ejercicio del poder descontrolado donde el fin parecía justificar los medios.

El medido trabajo de Keira Knightley, a juego con una realización sobria de Hood, impiden que los tópicos se apoderen de una película que podría haber sido otra simplificación populachera. La cinta quiere hacer pensar sobre un caso real y lo logra, aunque el personaje del abogado que interpreta Ralph Fiennes y del periodista que encarna Rhys Ifans estén sobre la delgada línea roja de lo creíble.


No está de más recordar que Saddam Hussein era una bestia sanguinaria que llevaba veinte años haciendo salvajadas con sus fieles; que la ONU es con frecuencia un despropósito inoperante; que cuando se desarrollaba una limpieza étnica con crímenes y violaciones masivas en la antigua Yugoslavia solo un bombardeo de la OTAN en 1999 sobre Belgrado lo frenó. Y que hay terroristas y que Al Qaeda existe. Y también Milosevic. Y que hay algunos periodistas / policías / espías / militares / diplomáticos despreciables, como los hay en mucho mayor número honrados y valerosos. Y que es muy fácil opinar desde un sillón con un gin tonic y aire acondicionado que las cosas se arreglan con diálogo, té y pastas. De esto, no habla la película de Hood, no tenía por qué hacerlo. Para eso, están el buen criterio y el espíritu crítico del espectador, consciente de que está viendo una película.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Florian Hoffmeister
  • Montaje: Megan Gill
  • Música: Paul Hepker, Mark Kilian
  • Duración: 112 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Distribuidora: eOne
  • Reino Unido (Official Secrets), 2019
  • Estreno: 25.10.2019
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Reseña
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Profesor universitario de Narrativa Audiovisual, Historia del Cine y Apreciar la belleza. Escritor
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