Si no nosotros, ¿quién?: Terrorismo al diván
Se nota que Veiel fue psicólogo antes que cineasta. Adopta la posición de terapeuta y ahonda en el marco político-histórico y sociológico, y en las fortalezas y debilidades de los protagonistas.
El documentalista alemán Andres Veiel afronta en su primer largometraje uno de los episodios más sangrantes de la historia reciente de Alemania: el nacimiento, desarrollo y fin de la banda terrorista Baader Meinhof durante los años 60.
El RAF ya había sido llevado al cine en varias ocasiones (Marianne and Juliane y RAF: Facción del Ejército Rojo). Sobre la experiencia de un documental anterior, Black box BRD, Veiel aborda estos sucesos desde la ambivalencia del comportamiento humano que aprendió de Kieslowski, colocando el foco en los motivos más que en los hechos en sí.
El relato cubre diez años de la historia de la banda. Todo se centra en la narración ordenada de la vida de sus protagonistas, Bernward Vesper y su compañera de universidad Gudrun Ensslin. Su apasionada historia de amor, la asfixiante atmósfera de la Alemania Occidental de provincias, su modo de cuestionarse el pasado de sus padres durante el Tercer Reich, la fe en el poder de la palabra que les lleva a fundar una editorial. Y, sobre todo, el compromiso de Gudrun con la causa de Andreas Baader y las consecuencias que ese giro tuvo en su vida personal.


Se nota que Veiel fue psicólogo antes que cineasta. En el film que ha escrito y dirigido adopta la posición de terapeuta y ahonda en el marco político-histórico y sociológico, y en las fortalezas y debilidades de carácter de Bernward, Gudrun y Andreas, incluyendo un retrato (quizás excesivo tratándose de personajes reales) del desmadre sexual que practican y de su adicción a las drogas.
Veiel, que ha hecho una cuidada ambientación de época, quiere dejar claro el entorno permisivo de aquella etapa marcada por el propio eslogan que titula la película, pero parece olvidar que el espectador puede ser inteligente y no necesitar que le den un mapa y una brújula para llegar a donde el realizador le quiere llevar.
En un reparto muy entonado destaca Lena Lauzemis encarnando a Gudrun, presentada como nueva Medea que, con acierto o error, ofrece lo que más ama por una causa que entiende superior. Un personaje fuerte y débil a la vez, marcado por la tragedia.
Las imágenes de archivo cumplen su función. Sobre todo, fragmentos de Loin de Vietnam, de Chris Marker, uno de los maestros del cine experimental, que muestra algunas de las razones que nutrieron el antiimperialismo americano de aquellos jóvenes. La descripción frívola que hace un aviador del efecto de los bombardeos en la población, recuerda a las palabras de Orson Welles en El tercer hombre: “¿Sentirías compasión por alguno de esos puntitos negros si dejara de moverse?”.
Veiel es consciente de que esta forma de bajar a las calderas de la personalidad humana y ofrecer datos históricos precisos sin juzgar es como andar por la cuerda floja. Ha corrido el riesgo y le ha salido bien. La película es una desasosegante y cruda sesión de psicoterapia que nos interroga sobre el presente y el futuro del mundo. ¿Podemos seguir así?, ¿debemos reaccionar?, ¿es útil el recurso a la violencia?, ¿es sostenible este modelo de democracia?, ¿cuándo y cómo decir ‘basta’?
Ficha Técnica
- Dirección: Andres Veiel,
- Guion: Andres Veiel,
- Intérpretes: August Diehl, Imogen Kogge, Lena Lauzemis, Alexander Feling, Thomas Thieme, Michael Wittenbprn,
- Fotografía: Judith Kaufmann
- Montaje: Hansjörg Weissbrich
- Música: Annette Focks
- País: Alemania
- Duración: 124 m.
- Público adecuado: +18 años (violencia incidental, sexo crudo)
- Distribuidora: Golem
- Estreno: 25.11.2011
Wer wenn nicht wir, 2011