Silencio en la nieve: Misterioso asesinato en Leningrado
Gerardo Herrero sigue siendo mejor productor que director en un largometraje que ofrece menos de lo que promete.
1943. Frente ruso. Una patrulla de soldados españoles de la División Azul se topa con varios caballos congelados, hundidos en la nieve. Y con un cadáver de un divisionario, degollado, y con horribles marcas acuchilladas en el pecho que componen una frase: “Mira que te mira Dios”. El soldado Arturo Andrade (Juan Diego Botto) será el encargado de investigar esa muerte, que no será la última. Para ello, contará con la ayuda del sargento Espinosa (Carmelo Gómez).
La historia, adaptación de la novela El tiempo de los emperadores extraños (2006), del asturiano Ignacio del Valle, no es una película más sobre la Guerra Civil. Y eso es un alivio, porque que alguien desde la Academia de Cine señale que se hace poco cine sobre ese tema es verdaderamente irrisorio. A mediados de los 50 se hicieron tres películas sobre la División Azul: La patrulla, que dirigió Pedro Lazaga en 1954, La espera, de Vicente Lluch en el 56, y Embajadores en el infierno, en la que José María Forqué adaptó la exitosa novela de Torcuato Luca de Tena sobre un capitán de la División Azul preso en distintos gulags al terminar la guerra. Recientemente títulos como Ispansi o el documental Extranjeros de sí mismos tocaron la División Azul, aunque no como tema principal.
Hay ingenio y estructura en la trama de Silencio en la nieve, la propia de un thriller con asesinatos en serie que hay que resolver. La película tiene un comienzo prometedor, con un exotismo ambiental muy atractivo. La estructura es clásica y sencilla, tanto que se hace previsible (esa literaria división en capítulos, reproduciendo los versos de una oración es un arma de doble filo), pero hay que reconocer que la historia engancha, especialmente cuando introduce variables como la masonería.
Gerardo Herrero recogió el penúltimo Oscar a la película en lengua no inglesa como productor de El secreto de sus ojos, pero su larga y abultada trayectoria como productor no se corresponde con sus logros como director. En esta película, rodada en Lituania, generosa de producción y ardua de realización por las condiciones ambientales, reitera defectos presentes en toda su filmografía: dispersión y digresiones en la parcela narrativa, problemas de intensidad y de tempo por montajes poco acertados, errores de casting, deficiente dirección de actores.
A Herrero le gusta adaptar novelas y los materiales que usa están bien, tienen sustancia. El problema es que no los cocina adecuadamente: o se pasa en la cocción o los sirve crudos. Las situaciones huelen demasiado a literatura, los diálogos son librescos. Cuando poda los argumentos literarios, Herrero tiende a simplificar y, en este caso tratándose de una novela negra con misterios inquietantes, la resolución no es sencilla, es simple. Los personajes carecen de profundidad y lo que dicen y hacen resulta con frecuencia impostado porque no conocemos sus motivaciones y el panorama que se dibuja de la División es demasiado uniforme, por crispado y teatrero, en plan “to el mundo es malo y esto es un infierno”.
Quien más cojea es el personaje principal que interpreta Juan Diego Botto, con una falta de convicción evidente, en un rol ya muy visto de hombre de vuelta. Carmelo Gómez hace lo que buenamente puede para compensar, pero a su personaje le falta peso. Con todo, hay que reconocer que el tema y el tratamiento son interesantes, que la película tiene secuencias logradas y se deja ver. Silencio en la nieve recuerda y mucho a El misterio Galíndez (2003). Ambas podrían ser notables pero no pasan del aprobado alto.
Ficha Técnica
- Dirección: Gerardo Herrero,
- Guion: Nicolás Saad,
- Intérpretes: Juan Diego Botto, Víctor Clavijo, Francesc Orella, Jordi Aguilar, Carmelo Gómez, Sergi Calleja,
- Fotografía: Alfredo Mayo
- Música: Lucio Godoy
- País: España/Lituania
- Duración: 114 m.
- Público adecuado: +18 años (sexo, violencia)
- Distribuidora: Alta
- Estreno: 20.1.2012
Silencio en la nieve, 2011