Sin identidad

Sin identidad: Un buen thriller

Sin identidad: el toque Hitchcock en un buen y entretenido thriller

Por primera vez en la historia, un director es­pañol ha sido líder de taquilla en EE.UU. El rea­lizador barcelonés de 37 años Jaume Co­llet-Serra, que resi­de en Los Ángeles des­de que tenía 18, y allí estudió cine y logró presti­gio como profe­sional de la publicidad, se es­trenó en el lar­go con un remake de una cin­ta de terror, La casa de cera (2005). Le siguie­ron ¡Goool 2! Viviendo un sue­ño (2007) y La huérfana (2009). Con su cuar­to trabajo, adap­tación de una novela del francés Didier van Cauwelaert, lleva ganados más de 100 mi­llones de dólares, de ellos 62 en EE.UU.

Realizada con vigor y estilo, con un diseño de producción solvente habilitado por un pre­supuesto generoso, la cinta cuenta con un reparto atractivo que incluye a gran­des ac­tores de distintas nacionalidades.

La historia sigue la odisea de Martin Ha­rris, un científico que acude a un congre­so en Berlín, acompañado por su esposa. Un acci­dente y una suma de coincidencias ha­cen que Harris pierda la memoria y se vea involu­crado en una situación compro­me­ti­da.

Se explota el buen oficio del siempre pode­ro­so, y a la vez medido, Liam Neeson pa­ra es­te tipo de papeles, de personaje frágil que sa­be ser duro cuando toca (recuerden sus recien­tes interpretaciones en Ven­gan­za y Cinco mi­nutos de gloria).

Rodean a Neeson un puñado de excelentes ac­tores (Ganz, Koch, Kruger, Lange­lla, Quinn) para construir una trama que mez­cla el misterio, la acción, el suspense con un toque ro­mántico, leve pero eficaz.

El resultado es un thriller que comparte ele­mentos -quizás demasiados- con la saga Bour­ne y algunas películas de Hitchcock co­mo Con la muerte en los talones, aunque el ca­risma arrollador del director británico era otra cosa, muy por encima del nivel de Unknown.

Collet-Serra consigue ritmo e intensidad, si bien cabe reprocharle unos tontos in­sertos eró­ticos en un par de flash back que no hacían ninguna falta en una producción claramen­te concebida para un públi­co amplio, no ne­cesariamente adulto. La película en­tretiene y las localizaciones berlinesas propi­cian se­cuencias especta­culares y unos exte­riores que hacen que la historia luzca más y mejor en una panta­lla grande, gracias a la ca­lidad de la fotogra­fía y del etalonaje posterior.