Sin nombre

Sin nombre: El norte, siempre el norte

Sin nombre, sorprendente título cargado de significado, cuenta la historia de Saira, joven hondureña que se embarca en la aventura de llegar a Estados Unidos, atravesando Guatemala y México. A muchos kilómetros de distancia conocemos a Willy, apodado Casper, adolescente miembro de la banda Mara Salvatrucha, reclutando a un crío de 12 años llamado Smiley. Cuando el tren cargado de ilegales atraviesa México…

Sin nombre es un extraordinario filme revelación, ya que no es la opera prima, de Cary Fukunaga. Sus imágenes, muy bellas por cierto, muestran dos mundos desoladores, el de los emigrantes que afrontan mil peligros para llegar a la tierra prometida, a la que la mayoría no llegará; y el funcionamiento de la banda llamada Mara Salvatrucha, banda real, a la que retrata sin concesiones, con toda su maldad, pero mostrando el atractivo que ejerce entre los jóvenes de las barriadas más míseras, a los que ofrece una familia, protección, autoestima y autoafirmación.

Las dos historias se cruzan de un modo natural, y aportan un poco de ternura y calidez a un relato de sufrimiento y penalidades. Cabe destacar que Fukunaga no confunde penalidades con fealdad; la fotografía -en película de 35 mm- es bellísima y supone una vuelta al rodaje tradicional, lejos de las precipitaciones a las que las cámaras digitales han abocado a la industria del cine en los últimos años. La cámara vuelve a contar la historia, en lugar de hablar del director, y encuentra motivos sugerentes sobre los que trabajar.

La historia es casi redonda, no en vano Fukunaga se estrenó como guionista y director de una historia similar (Victoria para chino, 2004), la aventura real de ochenta ilegales que cruzaron la frontera en un camión, y fueron abandonados dentro de él. Cuando los descubrieron trece habían muerto. Fukunaga ha retomado el tema -nunca lo había abandonado- y ahora ofrece una versión más madura, terrible, pero contada con belleza y humanidad. En el último Festival de Sundance ganó los premios al mejor director y mejor fotografía. Pasó por San Sebastián, donde FilaSiete entrevistó al director.